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Servicio diario | - |
14
de mayo de 2006
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Santa Sede
La Virgen de Fátima visita la casa del Papa
Benedicto XVI invita a todas las diócesis al Encuentro de las
Familia en Valencia
Testimoniar la procreación como fruto del amor, desafío de las
familias; asegura el Papa
La Comunión es quedar unido a Cristo, explica el Papa a los
niños
Mundo
Declaración ecuménica de médicos a favor de la vida y la
dignidad humana
José María Simón, nuevo presidente mundial de los médicos
cristianos
El Pontifico Colegio Mexicano celebra en Roma la fiesta del
profesor
La Eucaristía, eje de la cita de los episcopados de Asia en
2008
Centro teológico exclusivamente para laicos en el estado indio
de Kerala
Foro
Eutanasia: ¿muerte digna?
«Regina Caeli»
Benedicto XVI: El Corazón Inmaculado de María triunfará
Nuevos movimientos
Comunidad del Pan de Vida
Comunidad Misionera de Villaregia
Comunidad Adsis
Documentación
Benedicto XVI: Los desafíos de la familia
«Nota doctrinal» del arzobispado de Lima ante la película «El
Código da Vinci»
Santa Sede
La Virgen de Fátima visita la casa del
Papa
Benedicto XVI la presenta como signo de esperanza para la humanidad
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Benedicto XVI presentó este domingo el mensaje de esperanza para la humanidad
dejado por la Virgen de Fátima, cuya imagen ha visitado Roma con motivo de los
25 años del atentado contra Juan Pablo II.
«Al final, mi Corazón inmaculado triunfará», dijo el Papa al rezar el «Regina
Caeli», recordando las palabras pronunciadas por la «Blanca Señora» a los
pastorcillos portugueses en 1917.
El 13 de mayo de 1981, «el siervo de Dios, Juan Pablo II, sintió que se había
salvado milagrosamente de la muerte por la intervención de una "mano maternal",
como él mismo dijo, y todo su pontificado quedó marcado por lo que la Virgen
había preanunciado en Fátima», explicó su sucesor.
El mensaje que confió la Virgen a Francisco, Jacinta y Lucía, siguió evocando
ante miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, «en
continuidad con el de Lourdes, era un intenso llamamiento a la oración y a la
conversión».
Según el pontífice, se trata de un anuncio «verdaderamente profético, sobre todo
si se considera que el siglo XX fue flagelado por inauditas destrucciones,
causadas por guerras y por regímenes totalitarios, así como por amplias
persecuciones contra la Iglesia».
«Si bien no han faltado preocupaciones y sufrimientos, si bien todavía hay
motivos de aprensión ante el futuro de la humanidad, consuela lo que prometió la
«Blanca Señora» a los pastorcillos: "Al final, mi Corazón inmaculado
triunfará"», reconoció.
La imagen de la Virgen de Fátima llegó al Vaticano este viernes y fue acogida
por la comunidad contemplativa de religiosas benedictinas del monasterio «Mater
Ecclesiae».
A las 17.00 de ese día fue llevada en procesión a la capilla privada del Papa,
quien pudo rezar ante ella durante la noche y en la mañana del sábado siguiente.
La imagen fue llevada en procesión después a la Iglesia de San Esteban de los
Abisinios, que se encuentra en el Vaticano, y más tarde al Aula Pablo VI con
motivo del encuentro promovido por la Obra Romana de las Peregrinaciones en la
segunda Jornada del Peregrino.
En la tarde, la estatua fue transportada en helicóptero hasta el Castillo de San
Ángel, donde fue acogida por unos veinte mil peregrinos, que encabezados por el
cardenal Ivan Dias, arzobispo de Bombay, la llevaron en procesión por la Vía de
la Conciliación hasta la plaza de San Pedro.
La procesión se detuvo en el punto exacto en el que Karol Wojtyla cayó al
recibir el impacto de las balas del terrorista turco Mehmet Alí Agca. En el
suelo, en ese mismo lugar, se ha colocado con motivo del aniversario una lápida
de recuerdo en la que están grabados el escudo de Juan Pablo II y la fecha del
atentado en números romanos.
A continuación el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario del Papa para la
diócesis de Roma, presidió la eucaristía en la Basílica de San Pedro.
En la homilía, recordó el poema «Stanislaw», escrito por Karol Wojtyla poco
antes de ser elegido Papa: «Si la palabra no ha convertido, será la sangre la
que convierta».
Al final de la celebración eucarística, Benedicto XVI se unió a los presentes
con un mensaje, leído por el cardenal Ruini, en el que deseó que «el mensaje de
Fátima sea cada vez más acogido, comprendido y vivido en toda comunidad».
ZS06051405
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Benedicto XVI invita a todas las
diócesis al Encuentro de las Familia en Valencia
El Papa participará entre el 8 y el 9 de julio
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Benedicto XVI ha invitado a todas las diócesis del mundo a participar en el
Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará el próximo mes de julio en la
ciudad española de Valencia.
El pontífice reiteró públicamente su invitación este sábado al recibir en el
Vaticano a los participantes en la asamblea plenaria del Consejo Pontificio de
la Familia en el día de su clausura.
«Aprovecho la ocasión para reiterar la invitación a todas las comunidades
diocesanas a participar con sus delegaciones en el quinto Encuentro de las
Familias que se celebrará en julio próximo en Valencia, España, en el que, si
Dios, quiere, tendré la alegría de participar», afirmó el pontífice al concluir
el discurso que dirigió en italiano.
En ese mismo día, un comunicado de Joaquín Navarro Valls, director de la Oficina
de Prensa de la Santa Sede, confirmó que el Papa visitará esa localidad el 8 y
el 9 de julio.
Tras ser recibido por el Papa, el arzobispo de Valencia, monseñor Agustín
García-Gasco, declaró este sábado que ha informado al pontífice de la «buena
marcha de los preparativos del Encuentro Mundial de las Familias».
«Después de escuchar al Santo Padre, he sentido una gran alegría y, al mismo
tiempo, un impulso motivador para mí personalmente pero también para tantas
personas como están colaborando para que este Encuentro contribuya a recuperar
en el mundo la identidad de la familia, su presencia en la Iglesia y en la
sociedad», reconoció el obispo en declaraciones a la agencia AVAN.
ZS06051407
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Testimoniar la procreación como fruto
del amor, desafío de las familias; asegura el Papa
Análisis sobre los desafíos de la vida y la familia
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Benedicto XVI considera que las familias cristianas tienen hoy el desafío de
testimoniar con su vida que la procreación es fruto del amor, pues una persona
no es simple mercancía.
Fue el mensaje que dejó este sábado a los participantes en la asamblea plenaria
del Consejo Pontificio para la Familia, que se ha celebrado en Roma del 11 al 13
de mayo bajo la presidencia del presidente de ese dicasterio vaticano, el
cardenal Alfonso López Trujillo.
«El momento histórico que estamos viviendo exige que las familias cristianas
testimonien con valiente coherencia que la procreación es fruto del amor», dijo
el pontífice después de haber reivindicado para el embrión humano un trato como
«persona».
«Un testimonio así será un estímulo para los políticos y legisladores para que
salvaguarden los derechos de la familia», afirmó.
El Papa constató que en varios países se están reconociendo jurídicamente las
«uniones de hecho» que, «rechazando las obligaciones del matrimonio, pretenden
gozar de derechos equivalentes».
«A veces --añadió--, además, se quiere incluso llegar a una nueva definición del
matrimonio para legalizar las uniones homosexuales, atribuyéndoles también a
ellas el derecho a la adopción de los hijos».
Y, sin embargo, constató «la unidad y la firmeza de las familias ayudan a la
sociedad a respirar los auténticos valores humanos y a abrirse al Evangelio».
Estas familias, añadió, dan también optimismo a las sociedades contemporáneas
que sufren el así llamado «invierno demográfico», «con el consiguiente
envejecimiento progresivo de la población».
«En ocasiones parece que las familias están asediadas por el miedo ante la vida,
la paternidad y la maternidad. Es necesario volverles a dar confianza para que
puedan seguir cumpliendo con su noble misión de procrear en el amor», aseguró.
El Papa también señaló signos de esperanza: «Gracias a Dios, especialmente entre
los jóvenes, muchos están redescubriendo el valor de la castidad, que se
presenta cada vez más como una garantía segura del amor auténtico».
ZS06051406
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La Comunión es quedar unido a Cristo,
explica el Papa a los niños
En este período de primeras comuniones
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
En este mes de mayo, en el que en muchos países los niños se acercan por primera
vez a la Comunión, Benedicto XVI les ha explicado que este paso les une más de
cerca a Cristo.
Al rezar junto a miles de peregrinos la oración mariana del tiempo de Pascua, el
«Regina Caeli», el Santo Padre reconoció que quería dirigirse en especial a los
pequeños para explicarles en qué consiste este «misterio de comunión con Jesús».
Lo hizo recordando las palabras de Jesús a sus discípulos en la Última Cena: «El
que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no
podéis hacer nada».
«La unión con Dios», aclaró hablando desde la ventana de su estudio, «se realiza
sobre todo en la Eucaristía, llamada también "Comunión"».
«A todos los niños que en estas semanas se encuentran por primera vez con Jesús
Eucaristía les dirijo un saludo especial, deseando que se conviertan en
sarmientos de la Vid, que es Jesús, y que crezcan como verdaderos discípulos
suyos», les dijo.
Antes de despedirse de los miles de peregrinos congregados en la plaza de San
Pedro del Vaticano, encomendó a la Virgen María a las familias, en particular,
«las mamás y los niños».
En este domingo en Italia y en otros países se celebraba el día de la madre.
ZS06051404
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Mundo
Declaración ecuménica de médicos a
favor de la vida y la dignidad humana
BARCELONA, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
El Congreso mundial de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas
Católicas (FIAMC) ha emitido una «Declaración Ecuménica» a favor de la vida, la
dignidad humana y la salud presentada por representantes católicos, anglicanos,
reformados y ortodoxos.
El moderador de la redacción de la «Declaración», el doctor Arcadi de Arquer, al
hacerla pública, explicó que «estamos convencidos del significado y el valor de
la vida humana, reconocida por la Tradición cristiana, y de los atentados contra
ella que están creciendo en nuestro tiempo».
El objetivo de la declaración, aclaró, es «que el mensaje cristiano acerca del
espeto a la vida humana y a su dignidad pueda ser difundido en la sociedad,
sobretodo, entre los profesionales de la salud».
«Queremos contribuir, junto con todos los hombres de buena voluntad, a la
extensión de una cultura de la vida en contraste con la cultura de la muerte»,
subrayó.
La Declaración Ecuménica puede resumirse en estos puntos:
1. Dios como Creador del Universo y Padre de la humanidad, base de la dignidad
característica de todos los seres humanos.
2. El hombre es el sujeto, el centro y el fin de toda la actividad humana.
3. La vida humana en su dimensión física constituye un bien fundamental y
primario para el hombre.
4. El ser humano debe tener reconocido el derecho más importante, el de la vida.
5. La salud constituye un bien que exige ser promovido y tutelado.
6. La enfermedad y el sufrimiento sólo pueden ser plenamente comprendidos a la
luz del misterio pascual de Cristo.
7. La muerte es el último paso de la vida terrena y su límite natural.
ZS06051410
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José María Simón, nuevo presidente
mundial de los médicos cristianos
BARCELONA, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Los delegados de las 60 asociaciones de médicos de todo el mundo que forman la
FIAMC (Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas) han elegido
presidente para los próximos cuatro años al doctor catalán José María Simón.
La elección tuvo lugar en el Congreso de la FIAMC que se ha clausurado este
domingo en Barcelona.
El nuevo presidente de los 40.000 médicos católicos asociados a la FIAMC tiene
43 años, es Doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Barcelona, es
especialista en Oftalmología, especialidad a la que se dedica profesionalmente
desde 1992.
Es miembro de las sociedades francesa y española de Oftalmología, autor de
múltiples contribuciones a libros y artículos científicos, así como de 10
tratados internacionales sobre su especialidad.
Durante los últimos años ha sido el presidente de la asociación Metges Cristians
de Catalunya. Está casado y tiene 3 hijos.
«Tomo mi nombramiento con mucha ilusión --confesó tras hacerse pública su
elección--. Para mi es como recibir un crédito que tengo que reembolsar en los
próximos cuatro años. Tengo que demostrar que mi elección, ha sido, es y será un
acierto».
«Mis prioridades son coordinar los trabajos que llevan a cabo las diferentes
asociaciones médicas católicas repartidas por todo el mundo».
Entre sus atribuciones está, como él mismo explica, «mantener las relaciones con
las distintas instituciones y la iglesia, gestionar los trabajos con nuestra
oficina en el Vaticano, así como el desarrollo de los proyectos de colaboración
con diversas instituciones, por ejemplo MaterCare que, de hecho, es nuestra
agencia de cooperación internacional».
El nuevo presidente reconoce que la ética tiene un papel cada vez más
preponderante en la reflexión de los médicos cristianos.
«Al margen del progreso y de los avances que hemos ido experimentando en los
últimos años, no podemos olvidarnos de aquello que está bien y de aquello que
está mal. Y a pesar de todo lo que se pueda decir, el médico y todo el sector
sanitario no puede trabajar en contra de la vida humana», explica.
«Se ha de respetar a todo ser humano, desde su nacimiento a su muerte natural, y
no se pueden utilizar eufemismos como "interrupción voluntaria del embarazo" o
"muerte digna" que enmascaran unas realidades sórdidas que muchos no quieren
escuchar».
«No debemos perder los principios que han hecho del colectivo médico uno de los
más respetados por nuestra sociedad. Y en esto me dedicaré con todas mis
fuerzas», concluye.
ZS06051411
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El Pontifico Colegio Mexicano celebra
en Roma la fiesta del profesor
Asisten 200 docentes de universidades pontificias y católicas de Roma
ROMA, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).- El
Pontifico Colegio Mexicano celebró este domingo la «Fiesta del Maestro» en la
que se invita a los profesores de las universidades pontificias de Roma para
darles las gracias por su servicio a la docencia.
El rector, el padre Francisco Ramírez Yáñez, saludó a los presentes, reunidos en
los jardines del colegio, recordándoles que la fiesta quiere «dar gracias»: «La
palabra adecuada para hoy es la gratitud, una actitud humana muy elevada que
puede ser también una virtud cristiana».
En el Pontificio Colegio Mexicano de Roma viven algo menos de 120 sacerdotes que
estudian en las universidades de la ciudad eterna.
Para el padre Ramírez, «en nuestro modo de vivir actual, que puede ser dinámico
y intenso, pero que a veces parece solo apresurado y superficial, corremos el
riego de olvidarnos de dar las gracias. Todo parece obvio».
Citando la definición de gratitud como «sentimiento de ánimo por el cual
reconociendo un beneficio recibido y conservando un grato recuerdo se muestra
disponibilidad a recambiarlo» ha querido decir a los profesores universitarios
convocados que “es un sentimiento interior que conduce al dinamismo de la
reciprocidad”.
Así, «reconociendo todos los beneficios que recibimos de vuestro estudio,
disponibilidad y fatigas académicas os somos bien gratos».
La fiesta nació en México, tal y como ha explicado el rector, padre Francisco
Ramírez Yáñez, y se celebra tradicionalmente el 15 de mayo.
Por su parte, el estudiante del Colegio Mexicano, el padre José Humberto Juárez
Villena, quiso agradecer a los profesores «su esfuerzo incansable y su entrega
en la formación de esta nueva generación de teólogos y pastorales de la
Iglesia».
Entre los invitados a la comida, amenizada por cantos mexicanos a cargo de los
alumnos del colegio, estaban profesores de más de diez universidades pontificias
y católicas de Roma y algunos de sus rectores y autoridades académicas.
ZS06051408
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La Eucaristía, eje de la cita de los
episcopados de Asia en 2008
HONG KONG, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
La Eucaristía en Asia es el tema que presidirá la IX Asamblea Plenaria de la
Federación de las Conferencias Episcopales de Asia (FABC, en sus siglas en
inglés) en 2008.
La formulación final de la reflexión, así como el lugar de celebración de esta
reunión, está pendiente de decidir, apunta el organismo.
En cualquier caso será la Eucaristía el eje de las deliberaciones de los
episcopados asiáticos durante el encuentro que celebran cada cuatro años.
Se da así continuidad al Año de la Eucaristía que proclamó Juan Pablo II
(2004/2005) y al Sínodo que celebró la Iglesia Universal sobre la Eucaristía el
pasado octubre, en Roma.
Corea acogió la anterior Asamblea Plenaria de la FABC, entonces sobre el tema
«La familia asiática hacia una cultura de vida intergral».
La Asamblea Plenaria es el máximo órgano de decisión de la FABC. Los
preparativos de la próxima arrancan este mes de mayo con un encuentro de las
distintas oficinas de la Federación.
El evento de 2008 se organiza con el esfuerzo conjunto de estas nueve oficinas
bajo la dirección del arzobispo Orlando Quevedo –de Cotabato, Filipinas--,
actual secretario general del organismo.
Establecida con la aprobación de la Santa Sede, la FABC es una asociación
voluntaria de las conferencias episcopales del Sur, Sudeste, Este y Centro de
Asia.
Su objetivo es impulsar entre sus miembros la solidaridad y la
corresponsabilidad para el bienestar de la Iglesia y de la sociedad en el
continente, así como promover y defender cuanto encamine al bien.
Son miembros de la FABC las conferencias episcopales de Bangladesh, La India,
Indonesia, Japón, Corea, Laos-Camboya, Malasia-Singapur-Brunei, Myanmar (antigua
Birmania), Pakistán, Filipinas, Sri Lanka, Taiwán, Tailandia y Vietnam.
La Federación también cuenta con los siguientes miembros asociados: Hong Kong,
Macao, Mongolia, Nepal, Kazajistán, Kirguizistán, Siberia (Rusia), Tayikistán,
Turkmenia, Uzbekistán y Timor Este.
[Su página web es www.fabc.org]
ZS06051402
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Centro teológico exclusivamente para
laicos en el estado indio de Kerala
Inaugurado en honor de Juan Pablo II
PATHANAMTHITTA, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
En el estado del sudeste indio, Kerala, los laicos ya cuentan con un centro
teológico destinado exclusivamente a su formación.
Dedicado al Papa Karol Kojtyla, el centro ha sido construido por la diócesis de
Tiruvalla, de la Iglesia católica de rito malankar.
Inauguró el «Centro de Formación Teológica Juan Pablo II» el arzobispo Joseph
Powathil –de Changanaserry— el 3 de mayo, confirmó el servicio informativo del
episcopado indio ICNS.
Subrayó el prelado que el centro «busca dar una contribución para acrecentar la
conciencia, en los fieles laicos, de su importante papel en la misión de la
Iglesia, de sus responsabilidades en la comunidad en cuanto a la evangelización,
sobre todo cuando la Iglesia afronta los desafíos de la modernidad, de la
ciencia y de las nuevas tecnologías», cita el dicasterio misionero a través de «Fides».
También denominado «Sameeksha», el centro de formación teológica está dirigido
exclusivamente a los laicos.
Allí podrán seguir estudios teológicos, profundizar en algunos aspectos, o
especializarse en determinados campos para la catequesis o el servicio pastoral.
Está abierto a todos: estudiantes, padres y madres de familia, agentes
pastorales y sociales y fieles de otras confesiones cristianas.
Incluso acogerá a no cristianos que quieran conocer mejor la fe y la reflexión
teológica católica.
ZS06051401
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Foro
Eutanasia: ¿muerte digna?
Comentario del secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile
SANTIAGO, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos el comentario de monseñor Cristián Contreras Villarroel, obispo
Auxiliar de Santiago y secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile
ante propuestas de legalización o despenalización de la eutanasia.
* * *
La experiencia pastoral y familiar me ha enseñado dolorosamente que los
sufrimientos de los enfermos terminales pueden ser atroces, porque junto al
tormento físico van tomando conciencia de la inminente separación de este mundo.
Pese a ello, la enorme mayoría de esas personas se entregan a este trance sin
desesperación, fortalecidas por el consuelo de tener a sus seres amados junto a
ellos y también por el acompañamiento espiritual de la Iglesia.
Sin embargo, hay casos en que estos dolores del cuerpo se vuelven insoportables,
precisamente porque se potencian con dolores de otro tipo, los más profundos del
alma, aquellos producidos por la soledad humana y la falta de esperanza. Y es
precisamente en esos momentos cuando se produce la gran confusión: quienes por
el agobio y el abandono han perdido el sentido de sus propias vidas, piensan que
la vida de suyo ha perdido sentido y, por lo tanto, su valor.
Esta amarga realidad empuja a muchos a creer que la dignidad de la muerte está
en apresurarla, evitando todo tipo de sufrimientos que, por lo demás, no son
sólo del enfermo sino también de quienes están dispuestos a acompañarlos,
especialmente sus más cercanos: la familia.
¿Qué tan digno puede ser un acto humano mediante el cual se provoque
deliberadamente la muerte de una persona? ¿Puede ser una ‘buena muerte’ (del
griego “eu-thanasia”), aquélla que se procura mediante, por ejemplo, una
inyección letal? ¿No será más digna una muerte natural, en la que se han
dispuesto todos los medios científicos para aplacar el dolor del cuerpo y, a la
vez, todos los medios del amor para mitigar los dolores del alma?
En diversos países del mundo han surgido movimientos cristianos y también no
confesionales, que descubren en el acompañamiento compasivo de los enfermos el
modo de conducirlos a una muerte verdaderamente digna.
El éxito de estos grupos de cuidados paliativos está en que no se inspiran en la
lástima, sino en la compasión del enfermo, es decir, millares de voluntarios que
son capaces de estar, de padecer con y junto al enfermo y no en su eliminación.
Al ser compasivos, se establecen lazos afectivos que representan la existencia
de cada persona no desde su utilidad social, sino desde el don que pueden hacer
de sí mismos a los demás.
Esa entrega siempre valdrá la pena, aunque implique la dificultad de asumir el
dolor y no de evadirlo, pese a que exija el gran sacrificio de compartir el
sufrimiento del corazón frente al otro ser humano a quien se le va la vida.
Preocupa la terminología engañosa de algunos parlamentarios al momento de
proponer una legislación atentatoria contra la vida y la dignidad del enfermo:
“precario estado de salud”; “cuidados innecesarios”; “solicitar por razones
humanitarias”. De este modo pretenden justificar la eutanasia. Por el contrario,
¡cuánto más humano resulta llevar una carga pesada entre dos o más que en la
soledad! No son las frías propuestas eutanásicas las que aliviarán a los
enfermos y a sus familiares y amigos. Eso es no comprender y no conocer al ser
humano.
Por otra parte, una resistencia firme a leyes que promuevan la eutanasia jamás
debe entenderse como una legitimación de aquellos medios, injustos también, que
pretenden prolongar la vida de una persona a cualquier costo humano y económico.
Aquí la reflexión debe ser mucho más amplia. Me refiero al encarnizamiento o
ensañamiento terapéutico.
Por eso, para estos debates valóricos, se necesita una mirada integral, para ver
que el tema no es sólo la eutanasia, y que ésta no entraña solamente un problema
de salud pública o privada. Los avances de la medicina nos ofrecen maravillosas
oportunidades de aliviar el sufrimiento humano, pero a la vez nos plantean
desafíos éticos que apuntan al rol más profundo de una sociedad: el hacerse
cargo los unos de los otros, tanto en la salud como en la enfermedad.
+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo Auxiliar de Santiago
Secretario General de la Conferencia Episcopal
ZS06051409
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«Regina Caeli»
Benedicto XVI: El Corazón Inmaculado de
María triunfará
Recuerda la «mano materna» que salvó a Juan Pablo II
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la intervención que pronunció Benedicto XVI este domingo a mediodía
desde la ventana de su estudio antes y después de rezar la oración mariana del
«Regina Cæli» junto a miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro
del Vaticano.
* * *
Queridos hermanos y hermanas:
En este quinto domingo de Pascua la liturgia nos presenta el pasaje evangélico
de Juan en el que Jesús, hablando a los discípulos en la Última Cena, les
exhorta a permanecer unidos a Él como los sarmientos a la vid. Se trata de una
parábola verdaderamente significativa, pues explica con gran eficacia que la
vida cristiana es un misterio de comunión con Jesús: «El que permanece en mí y
yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada» (Juan
15, 5). El secreto de la fecundidad espiritual es la unión con Dios, unión que
se realiza sobre todo en la Eucaristía, llamada también «Comunión». Quiero
subrayar este misterio de unidad de amor en este período del año, en el que
muchísimas comunidades parroquiales celebran la primera Comunión de los niños. A
todos los niños que en estas semanas se encuentran por primera vez con Jesús
Eucaristía les dirijo un saludo especial, deseando que se conviertan en
sarmientos de la Vid, que es Jesús, y que crezcan como verdaderos discípulos
suyos.
Un camino para mantenerse unidos a Cristo, como sarmientos a la vida, es
recurrir a la intercesión de María, a quien ayer, 13 de mayo, veneramos de
manera particular recordando las apariciones de Fátima, donde, en 1917, se
manifestó en varias ocasiones a tres niños, los pastorcillos Francisco, Jacinta
y Lucía. El mensaje que les confió, en continuidad con el de Lourdes, era un
intenso llamamiento a la oración y a la conversión; mensaje verdaderamente
profético, sobre todo si se considera que el siglo XX fue flagelado por
inauditas destrucciones, causadas por guerras y por regímenes totalitarios, así
como por amplias persecuciones contra la Iglesia.
Además, el 13 de mayo de 1981, hace 25 años, el siervo de Dios, Juan Pablo II,
sintió que se había salvado milagrosamente de la muerte por la intervención de
una «mano maternal», como él mismo dijo, y todo su pontificado quedó marcado por
lo que la Virgen había preanunciado en Fátima. Si bien no han faltado
preocupaciones y sufrimientos, si bien todavía hay motivos de aprensión ante el
futuro de la humanidad, consuela lo que prometió la «Blanca Señora» a los
pastorcillos: «Al final, mi Corazón inmaculado triunfará».
Con esta convicción nos dirigimos ahora con confianza a María Santísima, dándole
gracias por su constante intercesión y pidiéndole que siga velando por el camino
de la Iglesia y de la humanidad, especialmente por las familias, las mamás y los
niños.
[Traducción del original italiano realizada por Zenit. Tras rezar el «Regina
Caeli», el Papa saludó a los peregrinos en siete idiomas. Estas fueron sus
palabras en castellano:]
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Al recordar a la Virgen
de Fátima, cuya fiesta hemos celebrado ayer, le pedimos que a través de la
oración y la participación frecuente en la Eucaristía, nos ayude a estar cada
vez más unidos a Cristo, como los sarmientos a la vid, dando así abundantes
frutos de fe y amor con el testimonio de nuestra vida cristiana. ¡Feliz Domingo!
[© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
ZS06051403
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Nuevos movimientos
Comunidad del Pan de Vida
CIUDAD DEL VATICANO, vienes, 12 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos,
de la Comunidad del Pan de Vida.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: COMUNIDAD DEL PAN DE VIDA
FUNDACIÓN: 1976
HISTORIA: El origen de la Comunidad del Pan de Vida está en la conversión del
matrimonio Pascal y Marie-Annick Pingault que, inspirados por la Palabra: «El
Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la
Buena Nueva» (Lc 4,18), junto con otro matrimonio amigo –también ellos
conversos–, Bruno y France Bouchet, plantearon su vida como la de las primeras
comunidades cristianas, fieles en la comunión fraterna y en la oración e
impulsados a anunciar a los demás el don recibido. La experiencia, iniciada en
Évreux, se difundió a otras diócesis francesas y en 1984 la Comunidad recibió el
reconocimiento canónico del Obispo de Bayeux-Lisieux.
IDENTIDAD: La Comunidad del Pan de Vida está llamada a reunir alrededor de Jesús
Eucaristía un pueblo que abrace todos los estados de vida y todas las vocaciones
(familias, célibes y solteros, personas consagradas, sacerdotes, diáconos) para
anunciar y preparar la venida del Reino. El itinerario de formación propuesto a
los miembros privilegia la dimensión espiritual, mediante la frecuencia
cotidiana de los sacramentos y la práctica de la Palabra de Dios; la dimensión
humana, mediante la vida comunitaria compartida con los más pobres; el
desarrollo de capacidades que pueden ser útiles en situaciones y contextos de
pobreza.
ESTRUCTURA: Las fraternidades de la Comunidad del Pan de Vida se agrupan en
provincias; las provincias, en regiones. Al servicio de la comunión y como guía
de la Comunidad hay un Consejo general constituido por nueve personas y por el
Matrimonio responsable general. A la Comunidad se puede pertenecer como
consagrados, hombres y mujeres que han hecho voto de pobreza, obediencia y
castidad; como compañeros –compañeros del futuro (jóvenes entre 18 y 25 años),
compañeros niños, compañeros de la esperanza (para personas con discapacidades)–
que pueden ser internos o externos y que renuevan su promesa todos los años;
como «anawim», los que se consagran a Jesús Eucaristía la noche de Navidad; como
familiares, personas que comparten la vida de la Comunidad dentro de sus
posibilidades.
DIFUSIÓN: La Comunidad del Pan de Vida cuenta varios cientos de miembros y está
presente en 25 países distribuidos del siguiente modo: África (10), Asia (1),
Europa (8), Norteamérica (2), Oceanía (1), Oriente Medio (1), Sudamérica (2).
OBRAS: Por iniciativa de la Comunidad del Pan de Vida han nacido escuelas y
guarderías infantiles, casas de acogida para los que no tienen casa; Faire Route
Avec Toi, una asociación de apoyo a personas o a proyectos de desarrollo;
Mission Jeune, dirigida a jóvenes deseosos de compartir la vida de la Comunidad
y de colaborar en sus actividades misioneras por un período de tiempo de su
vida; Évangile et développement, una escuela que prepara a los jóvenes entre 18
y 30 años a misiones en los países en vías de desarrollo, mediante el estudio de
la doctrina social de la Iglesia, la profundización en cuestiones de actualidad
(paz, no violencia, relaciones Norte-Sur), el aprendizaje de normas
higiénico-sanitarias y de trabajos como albañilería, horticultura, cuidado de
animales. Cada año la Comunidad organiza además campamentos de verano en África,
Sudamérica, Europa del Este para jóvenes entre 18 y 25 años.
PUBLICACIONES Boletín semestral en francés, inglés, alemán y húngaro.
SEDE CENTRAL: Communauté du Pain de Vie
9, Place Verte - 59300 Valenciennes (Francia)
Tel. [+33]03.27466627 - Fax 03.27459378
E-mail: pingault-painvie@yahoo.fr
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Comunidad Misionera de Villaregia
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos,
de la Comunidad Misionera de Villaregia.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: COMUNIDAD MISIONERA DE VILLAREGIA
SIGLA: CMV
FUNDACIÓN: 1981
HISTORIA: La CMV nació de un encuentro celebrado en Cagliari, en Italia, al
inicio de 1975, entre el Padre Luigi Prandin y Maria Luigia Corona, que, aunque
venían de caminos distintos, descubrieron una común vocación específica a la
comunión y a la misión. Alrededor de ellos se formó un grupo de jóvenes deseosos
de donarse a Dios para dar cuerpo a aquella vida de comunión y relación abierta
a la misión. La primera comunidad se constituyó en 1981 en Quartu Sant’Elena con
la bendición del Arzobispo de Cagliari, Monseñor Giuseppe Bonfiglioli. Después
del inicio en Cerdeña, la presencia de los misioneros y de las misioneras llegó
al Veneto, donde monseñor Sennen Corrà, entonces Obispo de Chioggia, en 1984
erigió la obra a Pía Unión de culto y religión concediéndole el reconocimiento
canónico. El 26 de mayo de 2002 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el
reconocimiento de la Comunità Missionaria di Villaregia como asociación
internacional de fieles de derecho pontificio.
IDENTIDAD: La CMV se propone realizar una vida intensa de comunión, que tiene
como fuente y modelo la Santísima Trinidad; dedicarse totalmente a la misión ad
gentes; vivir en confiado abandono a la divina Providencia. El proceso de
formación de los miembros, atento al desarrollo integral de la persona, se lleva
a cabo en comunidad y busca la asimilación del carisma; para los misioneros y
las misioneras están previstos los estudios teológicos; se completa en el
apostolado y en la relación con el pueblo de Dios. Cada centro de la CMV ofrece
un itinerario orgánico de formación humana y cristiana además de experiencias de
oración y de encuentro con la Palabra de Dios, de evangelización, de servicio y
cooperación misionera, de comunidad y de amistad cristiana. La tarea de la
evangelización se vive en los Países de primer anuncio y en las jóvenes
Iglesias, donde la CMV asume parroquias y trabajo apostólico, según su
especificidad; en los países de antigua tradición cristiana, donde trata de
despertar una eclesiología de comunión y una apertura a la misión universal de
la Iglesia, a través de jornadas o semanas de animación comunitaria y misionera
o de proyectos más amplios de evangelización; en las escuelas o con grupos de
distintos tipos, con el fin de colaborar en una educación a la mundialidad, a la
convivencia, a la solidaridad.
ESTRUCTURA: La CMV está compuesta por miembros efectivos y miembros agregados.
Los miembros efectivos, que constituyen su corazón, son personas unidas por la
vocación a la comunidad para la misión ad gentes, por la comunión de los bienes
materiales y espirituales, por el común ministerio apostólico. Se entregan a
Dios con votos privados de pobreza, castidad y obediencia (para los misioneros y
misioneras) y con el compromiso a vivir el matrimonio en la pobreza y la
obediencia para los matrimonios. Un cuarto voto de comunidad para la misión ad
gentes une a todos en la tensión a poner la comunión en el primer puesto y a
llevarla hasta los confines de la tierra. Los miembros efectivos se distinguen
en cuatro núcleos: misioneros (sacerdotes y consagrados), misioneras
consagradas, misioneros y misioneras en el mundo, esposos misioneros. Entre los
miembros del primero y segundo núcleo, la dimensión de la oración y la
proximidad a los más pobres se hacen particularmente vivas y concretas a través
del ministerio de algunos hermanos o hermanas llamados a la intercesión y a la
alabanza (fraternidad de vida contemplativa) o al anuncio y la compasión
(fraternidad de misericordia). Los miembros agregados son personas que
encuentran en la Comunidad un espacio de crecimiento y de compromiso, se sirven
y cooperan al servicio que ella ofrece, participan de su carisma, colaboran a su
mismo fin. También los miembros agregados se distinguen en cuatro grupos:
voluntarios, adherentes a los grupos GIM (Grupos de Compromiso misionero),
animadores misioneros, amigos de la misión.
DIFUSIÓN: La CMV cuenta con 450 miembros efectivos y 8.000 miembros agregados y
está presente en 6 países distribuidos del siguiente modo: África (1), Europa
(1), Sudamérica (4).
OBRAS: Reconociendo en la promoción humana una dimensión fundamental de la
evangelización, la CMV ha realizado tanto en África como en Sudamérica
estructuras de desarrollo como centros de acogida para niños de la calle;
centros culturales para ofrecer a los jóvenes con dificultades económicas un
espacio de amistad y crecimiento; escuelas de alfabetización; centros médicos
para la asistencia sanitaria de personas que no tienen la posibilidad de acceder
a hospitales y la instrucción sobre las normas alimenticias e higiénicas para
combatir las enfermedades infantiles; farmacias y comedores populares. Gracias
al esfuerzo de la Comunidad en los últimos quince años en las mismas áreas
geográficas se han construido iglesias y unas quince capillas que cuentan con
locales para el catecumenado y la catequesis.
PUBLICACIONES: Comunità Missionaria di Villaregia, revista cuatrimestral.
PÁGINA WEB: http://www.cmv.it
SEDE CENTRAL: Comunità Missionaria di Villaregia
Fraz. Villaregia, 16
I - 45014 Porto Viro (RO) (Italia)
Tel. [+39]0426.325032 - Fax 0426.325442
E-mail: postavi@cmv.it
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Comunidad Adsis
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la descripción que presenta el «Repertorio» de «Asociaciones
Internacionales de Fieles», editado por el Consejo Pontificio para los Laicos,
de la Comunidad Adsis.
* * *
DENOMINACIÓN OFICIAL: COMUNIDAD ADSIS
DENOMINACIÓN HABITUAL: ADSIS
FUNDACIÓN: 1964
HISTORIA: Las Comunidades Adsis nacieron en Bilbao, en España, por iniciativa
del sacerdote José Luis Pérez Álvarez. La experiencia, a la que adhieren hombres
y mujeres de distintos estados de vida, se caracteriza desde sus orígenes como
presencia cristiana comunitaria entre los jóvenes y los pobres. El 30 de agosto
de 1997 el Consejo Pontificio para los Laicos decretó el reconocimiento de las
Comunidades Adsis como asociación internacional de fieles de derecho pontificio.
IDENTIDAD: Las Comunidades Adsis (del verbo latino «adsum», estar presente)
buscan dar testimonio de la presencia amorosa y liberadora de Dios, sobre todo
en el servicio a los jóvenes y a los pobres. Su acción, atenta a las distintas
situaciones familiares, sociales y culturales de los hombres de nuestro tiempo,
tiene una fuerte connotación misionera; está alimentada por una intensa vida de
oración, personal y comunitaria; se refleja en la dimensión de fraternidad,
típica de esta experiencia. El itinerario educativo de los miembros se realiza
en tres etapas (convocatoria, precatecumenado, catecumenado), centradas
respectivamente en la formación a la interioridad, formación a la vida
comunitaria, formación al compromiso. Ámbitos específicos de actividad de la
Asociación son la evangelización y la educación a la fe de los jóvenes, la
acción social entre los marginados y necesitados, la animación de parroquias y
centros de pastoral confiados a las Comunidades por los Obispos.
ESTRUCTURA Órganos principales de servicio y de gobierno de las Comunidades
Adsis son la Asamblea general, que se reúne cada seis años y elige al Moderador
general, responsable de la Asociación y que representa ante la Iglesia a las
distintas comunidades; el Consejo general constituido por el Moderador general y
ocho Consejeros generales; la Conferencia general, foro de encuentro, de
comunicación, de estudio y de deliberación, que se reúne cada seis años entre
dos Asambleas generales sucesivas. A la asociación se puede pertenecer como
hermanos de las comunidades (miembros definitivos y catecúmenos) que viven vida
común; convocados y precatecúmenos, candidatos en proceso de formación;
asociados, que sin vivir en comunidad se asocian a una comunidad participando de
distintas formas en sus actividades; voluntarios y cooperadores. DIFUSIÓN Las
Comunidades Adsis cuentan con unos 1.500 miembros de los que 510 son hermanos de
comunidad, y están presentes en 7 países distribuidos del siguiente modo: Europa
(2), Sudamérica (5).
OBRAS: Las Comunidades Adsis gestionan la Universidad católica de Esmeralda
(Ecuador); un departamento de pastoral juvenil; centros de promoción para
minorías étnicas; centros de formación profesional para jóvenes con pocos
recursos; centros de orientación para emigrantes; programas para la infancia,
para menores y para las familias; casas de acogida para jóvenes; programas de
cooperación al desarrollo; cooperativas para el comercio justo y solidario en
América y en África.
PUBLICACIONES: Comunión Adsis, revista anual; Adsis cooperación, trimestral; En
la intemperie, trimestral de pastoral juvenil; Cuadernos de interioridad,
semestral de espiritualidad; Materiales de formación, semestral de formación;
Voluntariado Adsis, trimestral.
PÁGINA WEB: http://www.adsis.org
SEDE CENTRAL: Comunidades Adsis
C/ Miguel Aracil, 54 - 28035 Madrid (España)
Tel. [+34]91.3732595/3732569 - Fax 91.3866462
E-mail: csendin@adsis.org
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Documentación
Benedicto XVI: Los desafíos de la
familia
Discurso a la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para la Familia
CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos el discurso que dirigió Benedicto XVI este sábado a los participantes
en la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para la Familia.
* * *
Señores cardenales,
venerados hermanos en el episcopado y en el presbiterado,
queridos hermanos y hermanas:
Para mí es motivo de alegría el encontrarme con vosotros al final de la sesión
plenaria del Consejo Pontificio para la Familia, que celebra en estos días sus
25 años, creado por mi venerado predecesor Juan Pablo II el 9 de mayo de 1981.
Os dirijo a cada uno de vosotros mi cordial saludo, en particular al cardenal
Alfonso López Trujillo, a quien doy las gracias por haberse hecho intérprete de
los sentimientos comunes.
Vuestra reunión os ha dado la oportunidad de examinar los desafíos y proyectos
pastorales relacionados con la familia, considerada con razón como iglesia
doméstica y santuario de la vida. Se trata de un amplio campo apostólico,
complejo y delicado, al que dedicáis energías y entusiasmo con el objetivo de
promover el «Evangelio de la familia y de la vida». ¿Cómo no recordar, en este
sentido, la visión de amplias miras de mis predecesores, en particular de Juan
Pablo II, que promovieron con valentía la causa de la familia, considerándola
como la realidad decisiva e insustituible para el bien común de los pueblos?
La familia, fundada sobre el matrimonio, constituye un «patrimonio de la
humanidad», una institución social fundamental; es la célula vital y el pilar de
la sociedad y esto afecta tanto a creyentes como a no creyentes. Es una realidad
a la que todos los estados deben dedicar la máxima consideración, pues, como le
gustaba repetir a Juan Pablo II, «el futuro de la humanidad se fragua en la
familia» («Familiaris consortio», 86). Además, según la visión cristiana, el
matrimonio, elevado por Cristo a la altísima dignidad de sacramento, confiere
mayor esplendor y profundidad al vínculo conyugal, y compromete más intensamente
a los esposos que, bendecidos por el Señor de la Alianza, se prometen fidelidad
hasta la muerte en el amor abierto a la vida. Para ellos, el centro y el corazón
de la familia es el Señor, que les acompaña en su unión y les apoya en su misión
de educar a los hijos hacia la edad madura. De este modo, la familia cristiana
coopera con Dios no sólo dando la vida natural, sino también cultivando las
semillas de vida divina donada en el Bautismo. Estos son los ya conocidos
principios de la vida cristiana del matrimonio y de la familia. Los recordé una
vez más el jueves pasado al dirigirme a los miembros del Instituto Juan Pablo II
para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia.
En el mundo de hoy, en el que se difunden concepciones equívocas sobre el
hombre, sobre la libertad, sobre el amor humano, no tenemos que cansarnos de
volver a presentar la verdad sobre la familia, tal y como ha sido querida por
Dios desde la creación. Por desgracia, está creciendo el número de separaciones
y divorcios, que rompen la unidad familiar y crean muchos problemas a los hijos,
víctimas inocentes de estas situaciones. La estabilidad de la familia está hoy
particularmente en peligro; para salvaguardarla es necesario ir con frecuencia
contra la corriente de la cultura dominante, y esto exige paciencia, esfuerzo,
sacrificio y búsqueda incesante de la comprensión mutua. Pero también hoy les es
posible a los cónyuges superar las dificultades y mantenerse fieles a su
vocación, recurriendo al apoyo de Dios con la oración y participando asiduamente
en los sacramentos, en particular, la Eucaristía. La unidad y la firmeza de las
familias ayudan a la sociedad a respirar los auténticos valores humanos y a
abrirse al Evangelio. A esto contribuye el apostolado de muchos Movimientos,
llamados a actuar en este campo en armonía con las diócesis y las parroquias.
Además, hoy, es un tema particularmente delicado el respeto debido al embrión
humano, que debería nacer siempre de un acto de amor y ser tratado ya como
persona (Cf. «Evangelium vitae», 60). Los progresos de la ciencia y de la
técnica en el ámbito de la bioética se transforman en amenazas cuando el hombre
pierde el sentido de sus límites y, en la práctica, pretende sustituir a Dios
Creador. La encíclica «Humanae vitae» confirma con claridad que la procreación
humana debe ser siempre el fruto de un acto conyugal, con su doble significado
de unión y de procreación (Cf. n. 12). Lo requiere la grandeza del amor
conyugal, según el proyecto divino, como ya he recordado en la encíclica «Deus
caritas est»: «El "eros", degradado a puro "sexo", se convierte en mercancía, en
simple "objeto" que se puede comprar y vender; más aún, el hombre mismo se
transforma en mercancía […]. En realidad, nos encontramos ante una degradación
del cuerpo humano» (n. 5). Gracias a Dios, especialmente entre los jóvenes,
muchos están redescubriendo el valor de la castidad, que se presenta cada vez
más como una garantía segura del amor auténtico. El momento histórico que
estamos viviendo exige que las familias cristianas testimonien con valiente
coherencia que la procreación es fruto del amor. Un testimonio así será un
estímulo para los políticos y legisladores para que salvaguarden los derechos de
la familia. Es sabido que se están acreditando soluciones jurídicas para las así
llamadas «uniones de hecho» que, rechazando las obligaciones del matrimonio,
pretenden gozar de derechos equivalentes. A veces, además, se quiere incluso
llegar a una nueva definición del matrimonio para legalizar las uniones
homosexuales, atribuyéndoles también a ellas el derecho a la adopción de los
hijos.
Amplias áreas del mundo están sufriendo el así llamado «invierno demográfico»,
con el consiguiente envejecimiento progresivo de la población; en ocasiones
parece que las familias están asediadas por el miedo ante la vida, la paternidad
y la maternidad. Es necesario volverles a dar confianza para que puedan seguir
cumpliendo con su noble misión de procrear en el amor. Doy las gracias a vuestro
Consejo Pontificio, pues a través de encuentros continentales y nacionales trata
de dialogar con quienes tienen responsabilidades políticas y legislativas en
este sentido, y trata de tejer una amplia red de coloquios con los obispos,
ofreciendo a las Iglesias locales cursos abiertos a los responsables de la
pastoral. Aprovecho, además, la ocasión para reiterar la invitación a todas las
comunidades diocesanas a participar con sus delegaciones en el quinto Encuentro
de las Familias que se celebrará en julio próximo en Valencia, España, en el
que, si Dios, quiere, tendré la alegría de participar.
Gracias una vez más por el trabajo que realizáis; ¡que el Señor siga haciéndolo
fecundo! Por este motivo, os aseguro mi recuerdo en la oración. Invocando la
maternal protección de María, os imparto a todos vosotros mi bendición, y la
extiendo a las familias para que continúen edificando su hogar siguiendo el
ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret.
[Traducción realizada por Zenit
© Copyright 2006 - Libreria Editrice Vaticana]
ZS06051420
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«Nota doctrinal» del arzobispado de
Lima ante la película «El Código da Vinci»
LIMA, domingo, 14 mayo 2006 (ZENIT.org).-
Publicamos la «Nota doctrinal» publicada por el arzobispado de Lima, cuyo pastor
es el cardenal Juan Luis Cipriani, ante la presentación de la película «El
Código da Vinci».
Ante las múltiples consultas realizadas por las Parroquias, Congregaciones religiosas y público en general, el Arzobispado de Lima emite esta Nota Doctrinal:
«La responsabilidad de la fe y la vida de fe del Pueblo de Dios pesa de forma
peculiar y propia en los Pastores» (Carta Encíclica Veritatis Splendor, n. 114
Juan Pablo II): para ello es necesario formar bien la conciencia recta de los
fieles enseñándoles a buscar siempre la verdad antes de actuar.
1. Ante el hecho de la presentación de la película el Código Da Vinci urge tener
en cuenta que asistir a verla supone una voluntaria cooperación al mal ya que,
en último término, se colabora al éxito económico de quienes han producido o
distribuido esta obra que ataca a la fe en la Iglesia Católica y a la vida de
Jesucristo de manera grosera.
2. La colaboración al mal también puede ser a causa del escándalo público por el
mal ejemplo que se da y por exponerse a confundir la propia fe. Por todo ello,
la autoridad del Arzobispo de Lima recomienda a los católicos y personas de
buena voluntad que se abstengan de asistir a ver dicha película y, de esta
manera, den un claro ejemplo de coherencia con la fe que profesan y una
respuesta firme ante este ataque a la Iglesia Católica y sus fieles creyentes.
3. Son tiempos en que la verdad se debe defender de los ataques de estas
propuestas relativistas que la destruyen. Permanecer inactivos es aceptar que no
hay verdades creíbles como son, por ejemplo, la existencia de Jesucristo
verdadero Dios y verdadero Hombre, la institución divina de la Iglesia Católica,
el hecho histórico de la Resurrección, el perdón de los pecados, la vida eterna
y otras verdades reveladas. El futuro de la sana convivencia está siendo
asechado por este tipo de terrorismo de guante blanco que pretende destruir la
posibilidad de vivir en la verdad lo cual trae consecuencias nefastas en todas
las esferas de la sociedad.
4. Para una mayor información visiten la página Web del Arzobispado de Lima:
www.arzobispadodelima.org
Lima, 13 de Mayo del 2006
ZS06051412
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