DIÓCESIS

 

Fallece Juan María Uriarte, el obispo que buscó “suscitar la fe y promover la paz”

 

Condenó el terrorismo y fue mediador entre el Gobierno del PP de José María Aznar y ETA durante la tregua que mantuvo la organización terrorista entre 1998 y 1999

 

 

 

18/02/24


 

 

 

  1. El obispo de Bilbao le dio la unción
  2. Carisma e inteligente
  3. Mediador entre el Gobierno del PP y ETA
  4. Celebración del 90 aniversario
  5. Retazos de una vida creyente
  6. Última década
  7. Reconocimientos
  8. Biografía

 

 

 


Mons. Juan María Uriarte.

 

 

 

El obispo emérito de San Sebastián, monseñor Juan María Uriarte Goiricelaya (Frúniz, 1933), ha fallecido ayer sábado 17 de febrero, a las 14 horas, en el Hospital Universitario de Basurto (Bilbao), a consecuencia de la complicación de su estado de salud a raíz de haber sufrido un ictus severo. Monseñor Uriarte ha estado acompañado en todo momento por sus familiares y allegados más queridos, informa la diócesis de San Sebastián.

 

El obispo de Bilbao le dio la unción

Tras sufrir un ictus, ingresó el pasado domingo en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital de Basurto. El obispo de Bilbao, Joseba Segura, acompañado también de familiares de Uriarte, entre ellos, el ex vicario general de la Diócesis de Bilbao, Andoni Gerrikaetxebarria, le dio la unción.

Su estado de salud había empeorado durante las últimas horas y finalmente, ha fallecido “amando la vida”, y con “cierto respeto, pero sin miedo”, señala la diócesis de Bilbao.

Porque, como manifestó en la celebración de su 90 cumpleaños, ante el último momento de la vida “el temor es sano. El miedo no lo es”. Fue un entusiasta de Jesucristo y un referente eclesial y social, no en vano era `Ilustre de Bizkaia´.

 

Carisma e inteligente

Juan María Uriarte tenía carisma, era inteligente, de una profunda sensibilidad religiosa y fue un ejemplo para personas creyentes y no creyentes, por su sabiduría y visión de futuro. Dicen de él que, en sí mismo, “englobaba un universo”, relata la diócesis de Bilbao en un comunicado.

Pero, había una faceta fundamental en su trayectoria vital: su “adhesión” a Jesucristo. Era lo que le entusiasmaba y como él mismo señalaba, lo que le animaba a “suscitar la fe y promover la paz”.

 

Mediador entre el Gobierno del PP y ETA

De hecho, los medios de comunicación han resaltado su faceta como mediador entre el Gobierno del PP de José María Aznar y ETA durante la tregua que mantuvo la organización terrorista entre 1998 y 1999, además de condenar el terrorismo en muchas de sus misas.

Su ingreso en el seminario favoreció lo que denominó el “gran descubrimiento” de su vida, y que le supuso “una alegría inmensa”. Decía que, durante los últimos años de su vida, lo que le mantenía “en forma”, era la “oración prolongada”. Pero, esa profunda corriente oracional alimentaba una vida intelectual muy activa: escribía, ofrecía conferencias, atendía a diversas personas que le pedían consejo, participaba en encuentros a favor de la paz y la reconciliación… Precisamente, una de sus últimas apariciones públicas fue el pasado 3 de febrero, en el acto de memoria de las personas que sufrieron prisión en el colegio de Itaka Escolapios entre 1937 y 1940.

 

Celebración del 90 aniversario

El pasado 7 de junio, el obispo Uriarte quiso celebrar la vida junto a las personas que han estado junto a él durante gran parte de su recorrido vital. Comenzó la jornada con una Eucaristía de Acción de Gracias y terminó en el antiguo seminario de Derio, en torno a una mesa, comiendo y riendo con muchos compañeros y compañeras de viaje.

Fue un día de recuerdos agradecidos en el que, recibió además un regalo especial de manos del obispo de Bilbao, a quien un día animó para que se hiciera cura. Fue un anillo, ya que el episcopal se lo robaron, vinculado a Fruiz, su localidad natal.

El obispo Joseba Segura explicó el simbolismo de la ofrenda: «en Fruiz hay un capitel con una persona que mira de frente en medio de dos caballeros armados. Esto tiene muchas interpretaciones. Juan Mari mediador sería una, pero no creo que sea la más relevante. Hay otras, como, por ejemplo, Cristo Príncipe de la Paz y haciendo que los adversarios puedan dejar las armas y puedan construir algo juntos…O el trabajo que ha realizado de acompañamiento a muchas personas, esto es, la fuerza de la gracia del Evangelio de Jesús que pone dentro de cada uno esas dos fuerzas- una buena y otra no tanto- y que intenta articularlas…». Fue una manera escueta de describir a una persona que ha dejado una marca profunda en la historia de la Iglesia.

 

Retazos de una vida creyente

En la homilía que ofreció en la celebración de su nonagésimo aniversario, el prelado vizcaíno repasó los principales hitos de su trayectoria creyente. Habló de su temprano despertar religioso en un “clima social y familiar propicios”. Sobre sus posteriores dudas, cuando llegó a la pubertad, y de su “idealismo” al entrar al seminario, donde “más tarde, demasiado tarde” brotó su sensibilidad hacia los pobres.

Se refirió también al tiempo en el que se fue a estudiar psicología a Lovaina y a París. Fue cuando, de nuevo, le volvieron a asaltar las dudas sobre “la autenticidad” de la fe que profesaba. Aunque reconocía que, al principio, se “descompuso”, más tarde le renació una fe “purificada y viva”.

Con 43 años fue ordenado obispo, siendo nombrado obispo auxiliar de Bilbao, quehacer al que se entregó “con toda el alma”, aunque con “prisas excesivas” al principio. Admitía que en el episcopado vivió “muchas alegrías espirituales y pastorales”, pero también “bastantes sinsabores”.

En el tiempo en el que ejerció su ministerio episcopal ayudó a muchas personas y también confesó que “hizo sufrir” a otras, por lo que, les pidió perdón públicamente.

Una vez jubilado, se propuso como objetivo principal de la última etapa de su vida, prepararse para lo que definió como el “Gran Encuentro definitivo con el Señor de mi Vida”. Y así ha transcurrido esta fase, que vivía agradecido, ya que pensaba que “iba a ser más corta”.

 

Última década

Durante los últimos años acompañó a sacerdotes y religiosos prestando servicios de carácter espiritual y pastoral. Recorrió todas las diócesis de España y se desplazó con bastante frecuencia a Portugal y a Roma. Contaba que había cruzado quince veces el océano para servir a Iglesias de Latinoamérica. Publicó varios libros mostrando interés por la suerte de “nuestra Iglesia y nuestra humanidad lejana y cercana”.

En la celebración de su aniversario declaró que sentía un gran consuelo con las palabras de Pablo a los Tesalonicenses. “Jaunarekin betirako izango gara”. Resuena aún la plegaria que pronunció al final de su homilía “Recibe, Señor, mi muerte y transfórmala en Resurrección”.

 

Reconocimientos

A lo largo de su dilatada biografía Mons. Juan María Uriarte ha recibido varios reconocimientos tanto de la Iglesia como de otras instituciones públicas. En 2010 fue nombrado Ilustre de Bizkaia- Bizkaitar Argia “por su contribución a la promoción del Territorio Histórico y sus valores”. En 2014 fue distinguido con el premio Sabino Arana. En 2018 recibió el premio solidario, Gazte Role Model de la ikastola Begoñazpi, y en 2021, la Mención Honorífica Carmelo Etxenagusia “por su labor a favor de la pacificación y en el campo de la fe y la promoción cultural en la Iglesia en Bizkaia”.

Fue un hombre comprometido con el euskera, con la cultura, con la educación y con los medios de comunicación y promovió decididamente una “Cáritas de nuevo cuño”. Promocionó el Instituto Labayru (hoy Labayru Fundazioa), apostó por la emisora diocesana Radio Popular, favoreció la creación de Bizkaia Irratia y se comprometió con la profunda renovación de los centros diocesanos de enseñanza y con el futuro de la Escuela Universitaria de Magisterio, actual BAM. Más de una generación de jóvenes, de seminaristas y de sacerdotes se han beneficiado de su profunda vocación de formador de personas y de acompañante en las distintas etapas de sus vidas. En ese sentido, siempre tuvo claro que apostar por las personas era algo imprescindible para que ellas pudieran dar sentido a sus vidas y contribuir a una sociedad sana y éticamente fundamentada.

 

Biografía

Mons. Juan María Uriarte nació en Fruniz, Bizkaia, el 7 de junio de 1933 y fue ordenado sacerdote el 28 de julio de 1957.

Se licenció en Teología por la Universidad Pontificia de Comillas y en Psicología por la Universidad de Lovaina. Fue formador en el Seminario Menor de Bilbao, director Espiritual de Filosofía en el Seminario Mayor (1963-68), donde más tarde sería Formador (1968-70) y finalmente Rector (1974-1976), a su vuelta de sus estudios en Lovaina y París.

Nombrado obispo auxiliar de Bilbao el 17 de septiembre de 1976 y ordenado obispo el 11 de octubre de ese mismo año, en la Basílica de Begoña. Fue administrador apostólico de la diócesis de Bilbao desde la renuncia de Mons. Antonio Añoveros, el 25 de septiembre de 1978, hasta el nombramiento de Mons. Luis María de Larrea, el 16 de febrero de 1979 y continuó como obispo auxiliar de Bilbao otros doce años, hasta su designación como obispo de Zamora, el 17 de octubre de 1991.

Fue nombrado obispo de San Sebastián el 13 de enero de 2000, sucediendo a Mons. José María Setién. Tomó posesión de su cargo el 27 de febrero de ese mismo año. Cumpliendo las disposiciones canónicas, presentó su renuncia al Santo Padre en 2008, siendo esta aceptada en 2010, retirándose como obispo emérito de San Sebastián.

Juan María Uriarte participó en la II Asamblea Especial para Europa del Sínodo de Obispos, celebrada en el Vaticano del 26 de septiembre al 17 de octubre de 1999, como miembro elegido por la Conferencia Episcopal.

En la Conferencia Episcopal Española fue miembro de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis (1978-1981); de la Comisión Episcopal de Universidades (1978-1990), de la Comisión Episcopal del Clero (1990-1993) y presidente de esta Comisión desde 1993 y hasta 1999. También formó parte del Comité Ejecutivo de CEE (1999-2002).