Cáritas Santander | Noticia • 18/04/2023

 

Reciclaje, inserción y sostenibilidad: las claves del éxito de Ecolabora

 

 

 


 

 

 

 

 

 

Una enorme montaña de bolsas de todos los tipos, tamaños y colores es lo primero que llama la atención al entrar en la nave industrial donde Ecolabora, la empresa de inserción laboral de Cáritas Diocesana de Santander, tiene su centro de operaciones, en el polígono de Heras. La montaña desaparece una o dos veces por semana, dependiendo del tamaño que alcance y, automáticamente, se vuelve a formar con nuevas bolsas que se recogen en los 202 contenedores de ropa usada que Cáritas tiene repartidos por toda la región.

Y ¿qué contienen esas bolsas? “De todo. Camisetas, jerseys, vestidos, abrigos, zapatos, bolsos, ropa interior, mantas, juguetes, libros… es un proyecto de reciclaje textil y juguetes, pero en los contenedores la gente mete también otras cosas que considera pueden tener una segunda vida”; explica Amagoia Mendieta, responsable del proyecto.

 

 

TODO COMIENZA EN EL CONTENEDOR ROJO

 

Pero sí, casi todo lo que se recoge es ropa. Y son los ciudadanos los que inician todo el proceso al depositar en los contenedores rojos esas prendas que ya no utilizan. Sin ese primer gesto, el proyecto no sería posible.

Aurelio y Alejandro entran en la nave. Hoy es uno de esos días en los que toca recoger la montaña de bolsas y cargarla en el tráiler para transportarla hasta Munguía, donde se encuentra el centro de gestión de residuos de Koopera del norte.

Allí es donde se clasifica y selecciona, siguiendo estrictos filtros de calidad, todo lo recogido en los contenedores rojos. Los productos que por su composición o estado no pueden ser reutilizados, se reciclan y convierten en trapos industriales, material de aislamiento… mientras que las prendas que pueden volver a salir al mercado se mandan de vuelta hasta la planta de gestión de Heras.

Es nuevamente en la nave de Ecolabora, en una zona separada de la de la montaña de bolsas, donde encontramos a María José y Bertrand. Su trabajo consiste en ir sacando la ropa de las grandes sacas en las que llegan de Munguía para clasificarla, colocarla en perchas y dejarlo todo colgado en unas estructuras metálicas.

Perfectamente clasificado en estanterías encontramos otros productos como material deportivo, libros, juguetes o cajas con prendas totalmente nuevas donadas por una gran firma textil española. De allí la mercancía irá saliendo hasta las dos tiendas que Koopera tiene en Cantabria, previa higienización a través de un sistema de ozono: una en Santander, en la calle Cádiz y otra en Torrelavega, en José María de Pereda.

 

 

EMPRESA DE INSERCIÓN

 

Pero Ecolabora no es simplemente una empresa de venta de ropa de segunda mano. Es mucho más. Es el proyecto de inserción laboral que Cáritas Diocesana de Santander puso en marcha en 2012.

Actualmente su plantilla está integrada por 17 personas, de las que 9 tienen contratos de inserción. Todas ellas con sueldos sujetos al convenio de reciclaje de residuos. Hay conductores, mozos de almacén y dependientes. El objetivo es que mejoren sus capacidades para integrarse en el mercado laboral y, por eso, mientras trabajan en Ecolabora, participan en cursos de formación para mejorar sus posibilidades de inserción laboral y sus habilidades sociales. “Se trabaja con ellos de forma integral. La idea es que adquieran habilidades en función de sus capacidades e intereses. Hay quien se saca el carnet de camión, quien realiza un curso de costura, quien se forma como administrativo… Algunas veces nosotros podemos ofrecer esa formación directamente pero, en la mayoría de los casos, es a través de cursos del SEPE o de las agencias de desarrollo local. Aquí se ponen todas las facilidades para que puedan asistir a las formaciones. Si es necesario se cambian los horarios o los turnos para que aprovechen esas oportunidades que son muy importantes para mejorara su empleabilidad”, explica Esther, técnico de acompañamiento de Ecolabora.

 

 

DOS TIENDAS KOOPERA EN CANTABRIA

 

Las dos tiendas que Koopera tiene en Cantabria han servido, además, para transformar la función que durante décadas han cumplido los roperos de Cáritas. Los clientes que pagan por la ropa se mezclan con personas acompañadas por la entidad que pueden elegir sin coste para ellos las prendas que mejor les sienten o que más encajen con su estilo personal. “A todos nos gusta elegir, no tiene ningún sentido que unos decidamos lo que otros se tienen que poner. Las prendas de Koopera tienen precios muy reducidos y tenemos un sistema que permite a las personas en situación de vulnerabilidad vestirse sin ningún coste por su parte. Con este modelo se refuerza su autonomía, y se potencia su autoestima respetando su dignidad como persona”, explica Sonsoles López, directora de Cáritas Diocesana de Santander y clienta habitual de estos establecimientos.

El mercado de segunda mano está en auge. Después del verano, las ventas en los dos establecimientos que Koopera tiene en Cantabria han aumentado en torno a un 20%. Cada tienda recibe dos pedidos semanales. Hoy estamos preparando 1500 prendas para entregar en Santander y 600 para Torrelavega, además del resto de material que se envía (calzado, complementos, ropa interior, juguetes…). Desde las tiendas nos pasan los pedidos en función de lo que venden. Tantos pantalones, tantas sudaderas, tantos vestidos… y aquí se prepara, se pone el precio a cada una de las prendas, de forma individual, atendiendo al modelo, a la calidad, a la marca y a otras variables, para que la ropa llegue a las tiendas lista para salir a la venta”, explica Amagoia Mendieta.

 

 

REINVERTIR PARA MEJORAR

 

Ecolabora, la primera empresa de inserción nacida en Cantabria, es sostenible gracias a las ventas en las dos tiendas. Aquí no hay reparto de beneficios, sino que todo se reinvierte. Se mantienen y aumentan los puestos de trabajo y se mejoran las infraestructuras. Recientemente se ha han informatizado los contenedores, con la instalación de un sensor en cada uno de ellos, lo que ha permitido optimizar los circuitos de recogida. Si el llenado no supera el 80% de la capacidad, el camión no lo recoge, lo que permite diseñar rutas más rentables y ser más sostenible también en este punto del proceso. Ahora se plantean la adquisición de un nuevo camión de recogida.

“Es un proyecto muy ilusionante porque mejora las oportunidades de empleo para personas en situación de vulnerabilidad, supera el modelo de los antiguos roperos permitiendo que cada persona elija lo que se quiere poner y contribuye a la protección del medio ambiente al evitar que miles de toneladas de ropa usada terminen en vertederos por todo el mundo”, concluye Sonsoles López.