Tribunas

 

Economía vs capricho

 

 

Ángel Cabrero

Rezando por Ucrania en las calles de Varsovia el 5 de marzo 2022.

 

 

 

 

 

La guerra de Ucrania nos va a afectar a todos, al parecer. Todo está más caro. Por lo que se puede leer en la prensa, parece que quien lo puede pasar peor en aquello que se refiere a lo más básico, o sea la alimentación, son varios países africanos que dependen en gran medida del trigo de Rusia. Luego están los que necesitan el gas de ruso. Habrá que ver quien se lo facilita.

En lo que a nosotros en España se refiere, hay muchos comercios que se van a resentir. Si todo está más caro se compra menos. Si hay poco dinero se viaja menos. Puede haber más paro y más dificultad para mantener algunos comercios o ciertos hoteles. Por ahora no parece que se haya notado mucho. Para los pobres, los que viven dependiendo de la caridad, serán momentos aún más difíciles.

En la población en general en nuestro país seguramente la repercusión más inmediata es que hay que mirar bien en qué gastamos el dinero. Por lo tanto, así en general, es positivo. Lo contrario, es decir gastar por gastar, por capricho, por darme un premio, por quedar bien, es negativo.

No digo yo que vayamos a poner un monumento a Putin por habernos dejado a dos velas, pero la verdad es que llevamos muchos años rodeados de multitud de excesos. Los niños son caprichosos porque los padres son caprichosos y no saben decir que no y maleducan a sus hijos, que crecen sin saber lo que cuestan las cosas. Luego los progenitores se enfadan porque el niño no ha sido capaz de sacar una carrera adelante, pero es que no le han educado para nada en lo costoso, en el esfuerzo, en la privación.

¿Qué es bueno hacer un viaje con los niños a no sé qué lugar de moda para divertirse un poco? Pues dependerá de la frecuencia y de otras cosas, pero no está claro que sea bueno así sin más. Desde luego es un peligro menos que tienen las familias numerosas, y no me van a  decir que los hijos de familias numerosas son menos felices porque no hagan viajes fantásticos.

Somos caprichosos. Tenemos de todo, no solo ya de lo que se necesita para para vivir y para recibir una formación, etc. Tenemos también para derrochar al mismo tiempo que muy cerca hay gentes pasándolo mal.

El encarecimiento de los bienes más normales, de las necesidades más básicas, de los alimentos, nos ayuda a plantearnos cómo ahorrar. Quizá basta con preguntar a los abuelos, mejor todavía a los bisabuelos, si es el caso. Han vivido muy bien con mucho menos. Hoy todavía hay gente que vive habitualmente muy bien con bastante desprendimiento y ayudando a necesidades ajenas a través de limosnas o colaborando con entidades fiables.

Les haríamos un gran bien a los hijos dándoles muy poco. Aprenden a apreciar las cosas buenas que tienen cuando saben para qué sirven, saben que hay que cuidarlas, que si faltan no pasa nada. Pero esto no se lleva. Lo vemos con demasiada frecuencia: los regalos por el cumpleaños, por la Primera Comunión, etc. A veces da auténtica vergüenza. Y desde luego mucha pena, porque ese niño quizá no tenga hermanos, pero tiene todos los caprichos del mundo.

A lo mejor tenemos que agradecer a Putin las barbaridades que está cometiendo, aunque no sea más que por esto.

 

 

Ángel Cabrero Ugarte