Tribunas

La pastoral de los obispos de Toledo y las redes

 

 

José Francisco Serrano Oceja


Mons. Francisco Cerro Chaves.

 

 

 

 

 

Me ha sorprendido la carta pastoral del arzobispo de Toledo, monseñor Francisco Cerro, y su flamante obispo auxiliar, don Francisco César García Magán, sobre las redes sociales con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Digo que me ha sorprendido positivamente por el hecho de que afronten esta cuestión nada fácil.

Plantean una materia amplia, que está abierta. Si existe una ley en el mundo de la comunicación es la del cambio autorreferencial permanente.

Es decir, los medios están cambiando constantemente sobre todo en lo que a la capacidad de atracción hacia sí mismos se refiere. Ningún medio moderno muere, se integra siempre en el que ha nacido de la dinámica del anterior. Y ahora con la web, y pronto con la generalización de la inteligencia artificial, la integración es completa.

Es cierto que también hay que reconocer que las redes sociales tienen fecha de caducidad. No la red que generan las redes, sino las marcas. Por ejemplo. Tik Tok, de origen y factura china, no es entendida como una red social solo. Es una red para el espectáculo basado en la imagen. Ahora está de moda en determinados segmentos sociales. Pero, ¿cuánto va a durar?

Al fin y al cabo, morirán las redes sociales, en función de sus propias dinámicas tecnológicas, empresariales y de relación con el público. Pero asistiremos al paso siguiente, que será el de otro tipo de redes, quizá relacionadas con lo neuronal.

Esto indica también que es muy difícil ponerle puertas al campo, o al mar. Hay que tener cuidado con las limitaciones a las redes y los nuevos medios que partan de una comprensión utilitarista, instrumental, de esos medios. Si no aceptamos que los medios no solo se utilizan sino que en sí mismo forman una cultura, nos estamos quedando atrás.

¿Qué representa este proceso en el que estamos inmersos? El paradigma del diálogo social. Los medios clásicos estaban basados en una comunicación unilateral, en una transmisión unidireccional que, a lo sumo, era permisiva del feedback, de la respuesta.

En este sentido, la normativa canónica sobre medios e Iglesia, presencia y uso de medios, es deudora de ese modelo. El contexto actual de lo que representa el pontificado del papa Francisco va por delante, aunque no sé si llegará a una reforma de la normativa canónica a este respecto.

Las redes y los nuevos medios son el ejemplo del diálogo público actual. Todos los que tengan un smartphone y una conexión se convierten en interlocutores de un diálogo global en el que, por desgracia, no priman las reglas del auténtico diálogo constructor incluso de la democracia.

Por eso quizá haya que insistir no en el plano del uso, sino en el de la comprensión antropológica y cultural de los nuevos medios. La regulación en este universo no parece encajar muy bien. En este sentido, la alusión a la responsabilidad de los emisores, formación de la conciencia, me parece la clave.

Sobre la carta de los obispos de la Primada, me quedo con la cota final, la creación de una “Comisión para el buen uso de Internet”. Aunque lo de uso creo que, más bien, es abuso.

 

 

José Francisco Serrano Oceja