Religión

 

En el Islam, Dios tiene la iniciativa del perdón

 

Pecado, perdón: estas dos palabras del vocabulario religioso son comunes, al parecer, al cristianismo y al islam. Digo "parece": ¿por qué? Examinando más de cerca, el sistema de representación del par pecado-perdón es radicalmente diferente en las dos religiones.

 

 

 

15 dic 2021, 17:00 | Alain Feuvrier, jesuita, La Croix


 

 

 

 

 

En el islam, el pecado, sea cual sea, es esencialmente la desobediencia a la ley divina revelada, la sharia. La falta mayor, o si se quiere, el mayor pecado, es cualquier infracción de la unicidad de Dios, un pecado comúnmente atribuido a los cristianos con su concepto de "trinidad". "Asociar" otros dioses a Dios es la única falta que destruye la condición de "creyente"; sin arrepentimiento, es un obstáculo irremediable para entrar en el Paraíso. A esto puede añadirse, en términos de gravedad, el rechazo deliberado de la fe, la negativa a escuchar la "llamada al islam". Todas las demás faltas, todos los demás "pecados" pueden ser "perdonados".

Se utilizan varios términos árabes para traducir el verbo "perdonar"; uno de ellos significa "cubrir con un velo", como para significar que Dios cubre la falta para que ya no se vea y, por tanto, se olvide; otro término tiene el significado de borrar; un tercero se utiliza tanto para Dios que vuelve al hombre como para el hombre que vuelve a Dios después de su pecado. Dios es, en efecto, "el Perdonador"; casi se podría decir, Aquel cuyo trabajo es perdonar: "Mas en verdad Soy el Sumo Perdonador de quienes se arrepienten, creen y hacen buenas obras, y acto seguido se atienen a la guía" (20,83). En el islam, Dios es el iniciador del perdón: "Y que pidáis perdón a vuestro Señor y luego os volváis a Él arrepentidos!" (11,3). Por eso los musulmanes se perdonan en el Eid al-Fitr, la fiesta de la ruptura del ayuno en el mes de Ramadán. En este día, la comunidad se reconcilia y se muestra el perdón entre las personas.

En el cristianismo, el único pecado "real" es decir "no" a Dios cuando le puedo decir "sí"? ¡cuando una vez dije "sí"!. La tradición bíblica presenta el pecado como un adulterio: pecar es dejar deliberadamente a quien he amado para ir con otro, ¡cuando me sabía amado con el mejor amor que existe! El pecado es la ruptura de la Alianza. Y Dios, en su amor, se propone constantemente renovar esta alianza: ¡perdona porque ama!

Esta es la experiencia de Pedro: "El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro" (Lucas 22,61). Este aspecto es suficiente. Pedro descubre tanto la gravedad de su pecado como, con lágrimas, el sabor del perdón. Lo recordará toda su vida: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero" (Juan 21,15). Recibir la revelación del propio pecado es descubrir el vínculo entre el pecado y el perdón. ¡Solo el que ha sido herido por la infidelidad puede perdonar! Herido por mis infidelidades, ¡Dios me perdona! Y es en nombre de este perdón recibido que se me invita a perdonar: ¡entre Dios y yo está el rostro del hermano; y es él quien verificará la autenticidad de mi amor a Dios!