Opinión

30/03/2021

 

Coronavirus y ébola: las cifras relativas

 

 

María Solano Altaba


 

 

 

 

 

Todo es relativo. La crisis de la pandemia, sus consecuencias económicas, cuánto nos afecta que un buque mercante haya estado una semana atravesado en el canal de Suez, cuántas PCR se hacen entre la población africana, cuándo dispondrán de vacunas en los lugares más recónditos del mundo y cuáles son los verdaderos problemas en esos lugares.

De hecho, hay zonas de África en las que a penas se recoge incidencia del coronavirus. La razón en sencilla: casi no se hacen pruebas. El motivo es lógico: el coronavirus solo viene a sumar uno nuevo problema a su ya larga lista. No se le dedica demasiado tiempo o esfuerzo. Es más fácil morir de malaria o de cualquier infección desconocida procedente del agua en mal estado. Y les ronda aún el fantasma del ébola, epidemia de la que nosotros conservamos un vago recuerdo, con el fallecimiento de dos misioneros españoles, pero que hoy nos es totalmente ajena.

Es curioso cómo calibramos la importancia de los acontecimientos en función de cuánto nos afectan. Nos cuentan estos días desde Obras Misionales Pontificias cómo está viviendo la pandemia el padre Rafael Sabe, misionero salesiano en Guinea Conakry. Y claro, para él, que prepara estos días las multitudinarias celebraciones de la Semana Santa sin perder de vista la seguridad, el coronavirus es un añadido a los demás problemas. No importa los que vengan, que el padre Sabe seguirá al pie del cañón, llevando a Cristo hasta el último rincón del planeta. Pero en sus plegarias, posiblemente el ébola ocupa un lugar prioritario frente al coronavirus.

Porque mientras nosotros en nuestro occidente atrapado por las restricciones y el miedo a la cuarta ola centramos toda nuestra atención en lo que nos ocurre, en la tierra que acoge al padre Rafael, la misma que vio morir a 11.000 personas entre 2014. 2016 en una epidemia que arrasó Guinea, Sierra Leona y Liberia, hay ya 18 casos de ébola, nueve fallecidos, de la misma cepa que hace siete años desató la catástrofe sanitaria.

Todo es relativo. Allí el coronavirus es un problema sensiblemente menor a los demás. 18 casos de ébola con un 50% de mortalidad sí suena a grave. Pero en España ni nos hemos enterado. Lo que es absoluto, porque no depende de la escala de valor que le aplicamos, es el amor con el que los misioneros están allí para transmitir el amor infinito que ellos han recibido. Y les dan igual las cifras de coronavirus o de ébola. Solo importan las personas. Gracias por estar allí.

 

María Solano Altaba
Decana de la Facultad de Humanidades y CC. de la Comunicación. Universidad CEU San Pablo