Figuras espirituales

 

Jean Rodhain, una pedagogía de la caridad

 

La década de los cincuenta supuso el auge de Secours Catholique. Un periodo que permitió a su fundador, Jean Rodhain, reflexionar sobre la inspiración que el fundador pretendía dar al trabajo particular de cada uno. Elaboró una verdadera teología de la caridad.

 

 

28 mar 2021, 22:07 | La Croix


 

 

 

 

 

«La caridad no es perecedera ni anacrónica. Puede que algunos lo hayan creído, en algunos momentos, en vista del progreso del mundo moderno. Pero la caridad no pasa. Se encuentra en la vanguardia, navegando a toda vela. Está viva y libre, operando en las corrientes de nuestra vida cotidiana, interviniendo en diversos trabajos de intervención y participación. Nos encontramos en un régimen que no acumula polvo. Es deber de la caridad de hoy el presentar otro rostro, un rostro despierto frente a las necesidades de las nuevas formas de pobreza. Un rostro cuya sonrisa sea capaz de asumir tanto a la familia del preso como la del inmigrante».

Para Jean Rodhain, la caridad no se aprende en un cursillo de diez sesiones. Es una energía que pasa por un largo trabajo de aprendizaje. Saber escuchar, comprender al otro en sus necesidades primarias, mirar, prestar atención y, entonces, actuar eficazmente. La pequeña llama de la caridad puede entonces brillar y desarrollarse. Explorar la caridad, devolver a esta palabra en desuso el estatus de nobleza que ocupa en el combate de la vida.

Jean Rodhain, como ya hemos dicho, es un organizador nato. Pero, para él, organizar es obrar. «Lo que los pobres esperan no son explicaciones, por excelentes que sean, sino hechos… La caridad se enseña poniéndola en práctica…» «Hacen falta actos modestos, pacientes, desinteresados, repetidos, que son los únicos capaces de corroer las profundas ciudadelas de la ignorancia y del egoísmo», señala Jean Colson en una biografía de Jean Rodhain. Ciertamente «un mero paquete no resuelve todos los problemas, aunque puede ser la pequeña estrella que ilumine una Navidad sin alegría.» Todo gesto de generosidad debe ser, en primer lugar, un acto de reconocimiento de la sagrada dignidad de toda persona que se encuentra en estado de necesidad.

 

La caridad no tiene fronteras

Desde 1946, el abad Rodhain logró llevar a Secours más alla de las fronteras francesas. Supo extender su solidaridad al mundo entero. Animó, interpeló, movilizó a la opinión pública. Él la motivó a actuar en todas las catástrofes: Egipto, Vietnam, Argelia, Marruecos, Biafra o India.

Tenía el celo y la habilidad para actuar en todos los frentes de urgencia del mundo.

En diciembre de 1959, la presa de Malpasset-Fréjus reventó. Un enorme río de lodo se llevó a cientos de personas. Rápidamente desplazado al lugar, monseñor Rodhain, frente al terrible espectáculo, se dedica a escuchar, a reflexionar. Siempre tiene una rápida intuición. «Hace falta, indica, traer casas prefabricadas con rapidez.» Hay realojar lo más rápidamente posible, pero también hay que devolver el sentido de vivir a los damnificados. Poco tiempo después, las familias se instalaron en aquellas nuevas viviendas: contaban con toallas de baño, cuadros y flores sobre la mesa.

Para el padre Rodhain, pensar en todos es pensar en todo.

 

 

Sophie de Villeneuve