Tribunas

Discutir de religión, no

 

 

Daniel Tirapu


 

 

 

Si me permitís un consejo, nunca perdáis el tiempo discutiendo sobre religión. Tal como se discute hoy día, todo queda en una confrontación de ideas en la que nadie escucha al otro y en la que todos los «discutientes» no tienen sino un único objetivo: salirse con la suya. Además, os enfadáis y acabáis pecando. ¡Menuda gracia!

Personalmente, me gustan los «reventadores de tertulias». Y el ciego de nacimiento es uno de ellos. Es de esas personas que no saben nada de ideas, y, por tanto, no pretenden discutir. Simplemente, te atizan con la realidad como si te dieran con un mazo y te tapan la boca.

Sólo sé que yo era ciego, y ahora veo. Punto. Discusión terminada. ¿Qué puedes responder a eso? No hay idea, ni argumento, ni sofisma capaz de hacer que lo que no es sea. Por mucho que le digas a este hombre, no va a volver a ser ciego. Y, por mucho que argumentes, no podrás cambiar su pasado de tinieblas.

¡Ah, ya sé! El problema es que a gran parte de los cristianos no les ha sucedido absolutamente nada con Jesucristo. No se han acercado lo suficiente a Él. Por eso discuten. ¡Pobres!

 

Daniel Tirapu