Servicio diario - 07 de agosto de 2017


Santo Domingo de Guzmán, 8 de agosto
Isabel Orellana Vilches

Nigeria: Condolencias por el ataque a una iglesia católica
Rosa Die Alcolea

Homenaje del Papa al card. Tettamanzi: Testimonio alegre del Evangelio
Rosa Die Alcolea

Oración ante la tumba de Pablo VI
Rosa Die Alcolea


 

07/08/2017-07:38
Isabel Orellana Vilches

Santo Domingo de Guzmán, 8 de agosto

«Este padre y maestro de los predicadores, fundador de los dominicos, tuvo la gracia de nacer en una familia virtuosa. Sus padres y hermanos son venerables y beatos. La Virgen le hizo entrega del Santo Rosario. Es patrón de Bolonia»

Gregorio IX, al que le unió gran amistad, lo canonizó el 3 de julio de 1234. Según se cuenta, manifestó en su entorno: «No dudo más de su santidad que de la de los apóstoles Pedro y Pablo». Nació hacia 1170 en Caleruega, Burgos, España. Félix de Guzmán, su padre, fue proclamado venerable por la Iglesia y Juana de Aza, su madre, beata. Sus hermanos siguieron sus pasos. Antonio es venerable y Manés beato. En este hogar las virtudes evangélicas eran alimento de cada día. Parece que Juana hallándose encinta tuvo un sueño en el que se le anticipaba la gloria que Domingo daría a la Iglesia con su predicación, iluminando la tierra, fulgor que apreció su madrina cuando el niño ya había nacido. Sendas visiones alegóricas confluyeron en la misma idea.
Un tío materno, arcipreste, le instruyó en Gumiel de Izán. Después, prosiguió estudios en Palencia. Experimentaba una sed insaciable de profundizar en la Sagrada Escritura, y el anhelo de encarnar las virtudes que en ella aprendía. Estudiaba intensamente, restándole horas al sueño. Su piedad y caridad se hicieron manifiestas cuando el hambre asoló gran parte de España cebándose también en Palencia. Para socorrer a los damnificados se desprendió de los textos sagrados. Repartía entre los pobres su dinero y enseres guiado por esta idea: «No quiero estudiar sobre pieles muertas, y que los hombres mueran de hambre». Al ver este edificante testimonio, otros le secundaron. La oración, que fue canon de su vida, le condujo a las altas cimas de la mística. Abrasado de amor divino, no podía evitar proferir en voz alta exclamaciones que brotaban de lo más íntimo de su ser. Suplicaba a Cristo fervientemente que le concediese la gracia de la caridad y, junto a ella, la apostólica; estaba persuadido de que el auténtico seguidor del Maestro siente arder dentro de sí la llamada a compartir la fe sin descanso; su pasión es llevar a todos hacia Él. Esta es la garantía de
autenticidad, el sello que caracteriza a sus genuinos discípulos.
El obispo de Osma, Martín de Bazán, estaba al tanto de la grandeza y fidelidad de este joven, lleno de alegría y buen humor, cuyo horizonte era Cristo, y lo designó canónigo regular. Fue también sacristán del cabildo y subprior. Pero no se dejó tentar por la fama, el poder y prestigio. Su único anhelo era cumplir la voluntad de Dios y servir al prójimo. En 1202 acompañó al nuevo prelado y amigo suyo, Diego de Acebes, en una misión diplomática al sur de Francia confiada por el rey Alfonso VIII. Entonces constató la peligrosa hegemonía de los herejes y una dolorosa presencia de los alejados de la fe. En Toulouse llevado de gran celo apostólico entabló una discusión con el propietario de la hospedería durante una noche entera hasta que logró atraerlo a la verdad.
Diego era un hombre virtuoso. En otro viaje que realizó a Francia unos predicadores desalentados por el fracaso de su misión contra los albigenses, interesaron su juicio acerca de lo que podía motivar tanta esterilidad. No lo dudó; asoció la escasez de bendiciones con el impropio ejemplo de vida que daban, regido por la pompa y ostentación. Él mismo se desprendió de sus acompañantes y de sus enseres, y junto a Domingo y a unos cuantos presbíteros abrazó la pobreza y la mendicidad. El impacto de su virtud fue de tal calibre que las conversiones brotaron a raudales. En torno a 1206 establecieron el cuartel general para tan intrépidos apóstoles en un monasterio que adquirió en Prulla, cerca de Fanjeaux. El objetivo era acoger a mujeres católicas de la nobleza que, habiendo venido a menos, eran confiadas a los herejes que se ocupaban de formarlas; de ese modo las rescatarían de estas perniciosas influencias. Se dice que mientras Domingo oraba en este monasterio, la Virgen le hizo entrega del Rosario.
En 1207 Diego regresó a España, y dejó al santo al frente de la misión que sostuvo definitivamente porque ese mismo año murió su amigo. Casi todos los demás rompieron su compromiso y Domingo fue prácticamente el único que perseveró. Diez años estuvo predicando en el sur de Francia unido a los que compartían libremente el mismo ideal. Con su oración y enfervorizadas palabras supo tocar las fibras más sensibles de sus oyentes, incluidos los que le ridiculizaron y quisieron atentar contra su vida. Sabía que la oración es el arma más poderosa que existe y la humildad socava toda resistencia. También que contra la fe no hay quien pueda. Domingo era valeroso; hubiera deseado derramar martirialmente su sangre. De hecho, quiso evangelizar a los temibles cumanos que se hallaban en Alemania, aún conociendo su ferocidad.
En torno a 1215 pensó fundar una Orden. Recibió el entusiasta apoyo del prelado de Toulouse, Fulco, del conde Simón de Monfort y del acaudalado Pedro Seila, que ofreció dos inmuebles que tenía en la ciudad, así como de otro ciudadano, Tomás, que sería gran predicador. En el transcurso del IV concilio de Letrán, donde acompañó a Fulco, rogó a Inocencio III que bendijese la obra. El pontífice parecía reticente, pero según cuenta la tradición, en un sueño se disiparon sus dudas al ver que san Francisco de Asís y fray Domingo mantenían erguida sobre sus espaldas la basílica de Letrán sin dejarla caer. Y los bendijo. Adoptaron la regla de san Agustín, introduciendo aspectos de los premostratenses y de los cistercienses.
En 1216 Honorio III aprobó la Orden. Ante la negativa de algunos frailes a partir a otros lugares, o juzgar que estaba en juego la viabilidad de la misma fundación si eran enviados a distintos puntos, se mantuvo inflexible: «¡No me contradigáis! Sé muy bien lo que hago». La Orden se extendió fructíferamente. Quiso que los suyos recibieran una formación universitaria rigurosa. Fundó por Francia, Italia y España. Murió el 6 de agosto de 1221. Antes advirtió a los frailes que les ayudaría mucho más tras su muerte. Su testamento fue: «tened caridad, conservad la humildad, poseed la pobreza voluntaria».

 

 

07/08/2017-17:09
Rosa Die Alcolea

Nigeria: Condolencias por el ataque a una iglesia católica

El Papa Francisco se muestra “profundamente entristecido tras conocer la pérdida de vida y daños causados en el ataque a la iglesia de San Felipe, en Ozubulu” y extiende sus “condolencias de corazón” al obispo y a los fieles de la diócesis de Nnewi, en particular a las familias de las víctimas y los afectados en esta tragedia.
El Santo Padre, a través del Secretario de Estado, el Cardenal Pietro Parolin, ha emitido hoy, lunes, 7 de agosto de 2017, un telegrama al Obispo de Nnewi (Nigeria) con sus condolencias por las víctimas del ataque en la iglesia católica de San Felipe de Ozubulu (Nigeria), ocurrido ayer durante la Misa de la mañana.
Tras el ataque en Nigeria, el Papa Francisco expresa en el telegrama que se siente “profundamente entristecido tras conocer la pérdida de vida y los daños en el violento ataque en la iglesia católica de San Felipe, Ozubulu” y Su Santidad “extiende sus condolencias de corazón a todos los fieles de la Diócesis de Nnewi, en particular a las familias de las víctimas y de todos los afectados por esta tragedia”.
Asimismo, el Santo Padre escribe en la carta que desea “invocar la bendición divina de consolación y fortaleza” a toda la Diócesis.

Objetivo fallido

La Agencia Fides, órgano de información de las Obras Misionales Pontificias, informa de que el ataque en la iglesia de San Felipe en Ozubulu ha dejado 12 muertos y más de 20 heridos, mientras que el diario británico “The Guardian” y estima que fueron alrededor de 48 personas las que murieron en el accidente. La situación no está clara por el momento.
Así lo informan a Fides fuentes de la Iglesia local que reconstruyen de esta forma el episodio: “El objetivo de los asesinos era Aloysius Ikegwuonu, un importante traficante de droga que ha ganado enormes sumas de dinero en Sudáfrica, donde controla una banda dedicada a la distribución de cocaína”.
Según narran estas fuentes, “al volver a su estado natal, Anambra, Ikegwuonu invirtió una parte de su `fortuna´ en la construcción de obras públicas tales como carreteras o, entre otras, la iglesia donde ha tenido lugar la masacre, convirtiéndose en benefactor de la población local hasta el punto de que circulan por Internet vídeos en los que se ve a Ikegwuonu repartiendo dinero por la calle.
Los asesinos eran sus ex-cómplices que lo acusan de haber robado la mayor parte de lo conseguido con la distribución de la droga. Ayer Ikegwuonu había organizado una ceremonia de agradecimiento en la iglesia de San Felipe pero, en el último momento, fue advertido de que sus ex-cómplices habían planificado atacarlo. Por eso, evitó acudir a la ceremonia. El grupo de asesinos irrumpió en la iglesia y, no encontrándolo, asesinó al padre de Ikegwuonu y a otras personas que estaban allí al creerlos miembros de la familia”. (L.M.)

 

 

07/08/2017-18:54
Rosa Die Alcolea

Homenaje del Papa al card. Tettamanzi: Testimonio alegre del Evangelio

El Santo Padre rinde homenaje al Cardenal Mons. Dionigi Tettamanzi y expresa el dolor por su muerte. Francisco recuerda “que en su fecunda existencia ha testimoniado con alegría el Evangelio y ha servido dócilmente a la Iglesia”.
Son palabras del Papa Francisco en el telegrama enviado a la Archidiócesis de Milán por la muerte del Cardenal Mons. Dionigi Tettamanzi, acontecida el pasado sábado, 5 de agosto de 2017, en Milán, a sus 83 años de edad. El mensaje está dirigido a Mons. Angelo Scola, administrador apostólico, y a Mons. Mario Delpini, arzobispo electo, cuyo ministerio comenzará oficialmente el próximo mes de septiembre.
El Papa escribe en esta carta: “Pienso con afecto y recuerdo con gratitud la intensa obra cultural y pastoral desarrollada por este benemérito hermano que en su fecunda existencia ha testimoniado con alegría el Evangelio y ha servido dócilmente a la Iglesia”.
Asimismo, el Pontífice repasa la trayectoria del prelado italiano: “primero como presbítero en la Arquidiócesis de Milán, luego como Obispo en Ancona-Osimo, Secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, Arzobispo de Génova, luego en la Dilecta Iglesia Ambrosiana, y finalmente como Administrador Apostólico de Vigevano”.
Según informa Radio Vaticano, en su telegrama el Santo Padre afirma que Mons. Tettamanzi “siempre se distinguió como Pastor solicito totalmente dedicado a las necesidades y al bien de los sacerdotes y de todos los fieles, con una peculiar atención a los temas de la familia, del matrimonio y de la bioética, del cual era particularmente experto”.

Funeral

Antes de concluir su mensaje, el Papa Francisco eleva su oración al Señor para que, “por intercesión de la Bienaventurada Virgen María, acoja a este fiel servidor suyo, que lo ha tanto amado, en el gozo y en la paz eterna, y de corazón, agrega el Papa, imparte su bendición apostólica a todos aquellos que lloran su pérdida, con un pensamiento especial para cuantos lo han amorosamente asistido en estos últimos días de su enfermedad”.
El funeral del cardenal italiano se celebrará mañana, martes 8 de agosto de 2017, en la Catedral de Milán, a las 11. Está previsto que presida la Eucaristía el cardenal Mons. Angelo Scola, y concelebre el Arzobispo electo Mons. Mario Delpini.

 

 

07/08/2017-19:26
Rosa Die Alcolea

Oración ante la tumba de Pablo VI

El Papa Francisco rezó ayer, 6 de agosto de 2017, ante la tumba del Papa Pablo VI, en el 39º aniversario de su muerte.
Entre las 9:30 y las 10, el Santo Padre permaneció en la capilla que acoge la tumba del beato Pablo VI, durante un momento de recogimiento y oración, con ocasión del 39º aniversario de la muerte del Pontífice, ocurrida el 6 de agosto de 1978.
El Papa Francisco predica frecuentemente con citas de la encíclica “Populorum Progressio”, escrita por Pablo VI con fecha del 26 marzo de 1967, y próximo verano se cumplirán 50 años de la publicación de “Humanae Vitae”.