“No escatimar ni oraciones ni esfuerzos para cesar toda hostilidad y conseguir la paz deseada por el bien de todos”. Resuenan todavía fuertes las palabras del Papa en el Ángelus del domingo pasado, con las que exhorta nuevamente a conseguir la paz en Tierra Santa.
El Obispo de Roma ha elevado
nuevamente su oración por la paz: “nunca más guerra”, “con la
guerra todo se destruye” al tiempo que ha recordado que no ha sido
en vano el encuentro de oración por la paz que tuvo lugar en el
Vaticano el 8 de junio pasado, junto a los presidentes israelí y
palestino.
Sobre las palabras del Pontífice, escuchemos al obispo auxiliar de Jerusalén de los Latinos, mons. William Shomali entrevistado por la periodista de Radio vaticana, Giada Aquilino.
R.- Son palabras justas, que continúan el mensaje por la paz lanzado durante su visita en Tierra Santa, pero también durante la oración en los Jardines Vaticanos. Su discurso de aquel momento, verdaderamente histórico, es siempre válido: dijo que para conseguir la paz se necesita más valor que para hacer la guerra y que si los esfuerzos humanos no lo logran, existe otra posibilidad: la oración. El Papa tiene confianza que el Señor puede transformar los corazones porque el problema es sobre todo de buena voluntad. El Señor puede poner esta voluntad en los corazones.
P.- El Pontífice dijo que aquel encuentro en los Jardines Vaticanos no ha tenido lugar en vano: ¿por qué?
R.- Porque la oración es siempre válida. Nosotros creyentes sabemos que una oración hecha con fe tiene una potencia, una fuerza particular. Sobre todo cuando la hacen los “enemigos” mismos. Estoy seguro que la oración de Abbas y Peres era sincera, porque querían salir de esta pesadilla. Pero si los resultados no se ven mañana, no quiere decir que no vaya a haber resultados.
P.- Ha pasado poco más de un mes de
aquella oración: ¿qué cosa ha cambiado en el campo?
R.- Este problema
dura desde hace 80 años, por lo tanto, una año más, un año menos,
en una historia larga no es un retraso. El árbol de olivo que
plantaron juntos en los Jardines Vaticanos no producirá frutos
antes de 5 años y ésta es la imagen de la oración: puede dar
frutos más tarde, no a causa de la debilidad del Señor, sino a
causa de una mala voluntad humana.
P.- ¿Qué están trayendo
las violencias continuas de una parte y de la otra?
R.- Traen miedo,
más sangre, más desconfianza. Nadie se beneficia con esta
violencia.
P.- En la Franja de Gaza
hay un éxodo masivo de familias que como pueden, tratan de llegar
a Jabaliya, el campo de prófugos al norte de Gaza, para encontrar
refugio en las escuelas de la Onu. ¿Cuál es la situación?
R.- La situación es
dramática. El párroco de Gaza ha publicado una carta en la cual
describe la situación dramática. Hay tanto miedo, los niños están
traumados. Muchas familias ha perdido la casa, muchas no tienen
alimentos, no tienen dinero, no tienen agua, no tienen
electricidad. Están bajos los golpes de la guerra.
P.- Los balances de estas
horas rebelan que entre las victimas el porcentaje de niños y
mujeres es alto…
R.- El balance
cambia cada día, pero no se puede poner en cifras el sufrimiento.
P.- Cómo está cerca a la
población la Iglesia en Tierra Santa?
R.- Cuando podremos
ir a Tierra Santa llevaremos un poco de ayuda humanitaria. Pero
son los Estados que tienen más medios para ayudar. Ya Arabia
Saudita está dispuesta a enviar ayuda a los pobres de Gaza, para
la Cruz Roja de Gaza. Pero espero que cuando tendrá lugar el alto
el fuego, nosotros como obispos, podremos ir a visitar a la gente
y decirles que no los hemos olvidado.
P.- En este panorama de
sufrimiento ¿hay alguna imagen en su mente que puede dar esperanza
para el futuro?
R.- Ahora mi mente
está bajo la pesadilla de aquellas imágenes negativas, pero mi fe
me dice que el Señor es más piadoso de los hombres y Él no
permitirá que este sufrimiento dure: el Señor escucha el grito de
los ofendidos.
(Radio Vaticana)