Culminando su audiencia general, como es tradicional, con la oración,
el Papa Francisco recordó este miércoles 21 de
mayo – como hizo el pasado domingo – a las víctimas de la
calamidad natural que ha arrasado Serbia, Bosnia y Croacia, las
peores inundaciones en 100 años, y exhortó a la solidaridad
activa:
«Mi pensamiento va, una vez más, a las poblaciones de Bosnia
– Herzegovina y Serbia, duramente golpeadas por inundaciones,
con pérdidas de vidas humanas, numerosos desplazados e ingentes
daños. Lamentablemente la situación se ha agravado, por lo tanto
los invito a unirse a mi oración por las víctimas y por todas
las personas probadas por esta calamidad. Que a estos hermanos
nuestros no les falte nuestra solidaridad y el sostén concreto
de la comunidad internacional».
Luego el Papa Bergoglio recordó que en la fiesta litúrgica de
María Auxiliadora, la Iglesia universal se une rezando con
especial cariño a la Santísima Virgen – Auxilio de los
Cristianos, en la Jornada de oración por la Iglesia en China,
siguiendo el anhelo de Benedicto XVI, que convocó esta Jornada,
con su ‘Carta a los Obispos, a los presbíteros, a las personas
consagradas y a los fieles laicos de la Iglesia católica en la
República Popular China’, fechada el domingo de Pentecostés del
año 2007.
«El 24 de mayo celebramos la memoria litúrgica de
la Bienaventurada Virgen María Auxilio de los Cristianos,
venerada con mucha devoción en el Santuario de Seshán en
Shangai. Pido a todos los fieles que recen con el fin de que,
bajo el amparo de la Madre Auxiliadora, los católicos chinos
sigan creyendo, esperando y amando y sean, en toda
circunstancia, fermento de armoniosa convivencia entre sus
conciudadanos».
El Obispo de Roma destacó asimismo la beatificación, el mismo 24
de mayo, de dos mártires, asesinados en Birmania. La celebración
será en la Catedral de la ciudad italiana de Aversa, de la
región de Campania:
«También el próximo sábado, en Aversa, serán proclamados
Beatos Mario Vergara, sacerdote del PIME, e Isidoro Ngei Ko,
fiel laico y catequista, asesinados en 1950 en Birmania, en odio
a la fe cristiana. Que su heroica fidelidad a Cristo pueda ser
aliento y ejemplo para los misioneros y en especial para los
catequistas que, en tierras de misión, desarrollan una preciosa
e insustituible obra apostólica, por la cual toda la Iglesia les
es grata».
(CdM – RV)