12.03.14
Evidente de toda evidencia que no es lo mismo. Hasta ahí podíamos llegar. Hace unos días servidor, ante lo que me pareció una salida de pata de banco del jesuita González Faus, escribió un post en el que, como es natural no me podía tomar en serio a este padre. Si la señora María, la Rafaela de turno, Manolo el del bombo o mi vecina Mari Puri dicen que lo que tiene que hacer la iglesia es vender la sagrada Familia de Barcelona y dar el dinero a los pobres, me hubiera parecido el fruto de la falta de conocimiento del asunto. Pero que lo diga González Faus es muy serio.
Bueno, pues me han llamado de todo, sobre todo pecador contra la caridad. Vamos, decir esas cosas del pobre González Faus, pero qué cosas.
El caso es que González Faus es un hombre que capaz de decir que madre Teresa es el opio de las clases altas, que hay un complot en el Vaticano para acabar con el papa, que la iglesia católica no es la iglesia de Jesucristo o que lo que debemos hacer es vender la Sagrada Familia de Barcelona y no solo no pasa nada, sino que es aclamado como profeta.
¿Recuerdan lo de José Arregui y monseñor Munilla? Se despachó tranquilamente acusándole de tener una carpeta en su ordenador con el título “mafia” donde guardaba dossieres secretos de curas malos. Otro profeta Arregui. No creo que sea necesario recordar las cosas que se han dicho de Reig Pla o de Javier Martínez. Todo denuncia profética.
Y si hablamos de Rouco… Lo que quieran: inquisidor, tapón anti reforma franciscana, manipulador, vicepapa, aferrado al poder, culpable de que la iglesia se hunda… ¿Es necesario que siga? Todo profetismo del bueno.Es lo que tienen estas cosas. Si llega un servidor y escribe que lo de vender la Sagrada Familia de Barcelona es una memez por mucho que lo diga González Faus y que hay que andar tocadito para ir soltando las cosas que suelta, ya saben la respuesta: que si falta de respeto, poca caridad con el hermano, lo de no juzgar (sobre todo lo de no juzgar que no falte). Pero te llegan otros, ponen como hoja de perejil al papa (a los de antes, que este se lo apropian como “de los suyos”), a Rouco, a cualquier obispo que llame a las cosas por su nombre, los insultan, desprecian, llaman de todo menos bonitos… y eso no solo no es faltar al respeto, sino que pretenden que te lo tragues como una mezcla de denuncia profética, espíritu evangélico y proclamación de la Verdad que viene de lo alto.
Es una de las ventajas de ser progre, que puedes exigir todo a todos mientras que a ti nadie puede levantarte la voz.
Porque ya se sabe que el progre…
no insulta, hace crítica profética de actitudes antievangélicas
no se queda con las mejores parroquias, garantiza en todo lugar una iglesia renovada
no expone herejías, hace teología alternativa
no elimina la moral, la reconvierte en una opción personal liberadora
no trabaja en Cáritas, su caridad es una actitud universal y profunda
no desprecia la institución eclesial, proclama la libertad absoluta del individuo
no es que apenas celebre misas, es que no admite tener que hacerlo cada día por obligación
no desprecia los libros litúrgicos, fomenta la creatividad de la asamblea
no deja de confesar, ayuda a las personas a superar el sentimiento de culpa
Ventajas… todo son ventajas.